Doña Pilar en un primer plano, gracias por su generosidad |
Omar y Doña Pilar, compañeros de la vida. |
Las manos de Doña Pilar enseñándonos a hilar al modo ancestral.
La Sra. Elda nos abrió la facilitó el acceso a Doña Pilar y gracias a ella logramos hacer una linda entrevista. |
Entrevistas
realizada por Mariana Genna, y nos acompaño la sra. Leda quién conocía a doña
Pilar, fuimos amablemente recibidos por la dueña de casa y no tuvo ningún
inconveniente en realizar la entrevista que además de grabar, filmamos con el
objeto de dejar el mayor registro posible de aquel encuentro. Comenzamos por
pedirle que se presente:
-Doña Pilar. María del Pilar Oviedo
nacida el 19 de septiembre 1931, cerca de las sierras, en Ceferino Namuncurá.
A los 7 años me
trajo mi abuelo a la Escuela Tránsito
de María de Cura Brochero para que estudiara la primaria, pero allí no me
quisieron aceptar porque esa hija de madre soltera, y no me tomaron. Sin
embargo no ma ha quedado resentimiento, yo soy la más caritativa que hay, el
que golpea mi puerta, siempre hay algo para dar, porque Dios me enseñ+o esa
lección y sigo con eso hasta que me muera, soy muy creyente muy católica, fui
veinticinco años a ejercicios espirituales a practicar la religión católica,
-Entrevistadora. ¿Y qué pasó cuando la
rechazaron, se volvió con su abuelo?
-Doña Pilar. Me fui a trabajar, a
planchar, a lavar, cocinaba, porque mi abuelo me enseñó. Mi abuelo se llamaba
José Oviedo, murió de 101 años, y me enseñó lo que soy.
-Entrevistadora. ¿Y trabajaba en su casa o
en la casa de otro?
-Doña Pilar. Yo me vine de 7 años y mi
hermano 8, yo era así (indica con las manos la altura lógica de un niño
pequeño), nos vinimos acá cerca, a los nogales, acá donde hay unos nogales, y
ese fue elprimer trabajo nuestro, a mí me ponían un banquito y yo picaba todas
las cosas para la comida, era un restauran en esa época, y estaban asfaltando
ese camino (señala con su mano la
Ruta 14, muy cerca de donde se realiza la entrevista, tanto
que los ruidos de los vehículos dificultan la conversación), mi hermano era el
que lavaba los platos y hacía los mandados, estábamos los dos juntos, éramos
como mellizos. Y un día los dueños, nos dijeron: nos tenemos que ir a vivir a
Córdoba, y nosotros lloramos mucho, yo trabajé ahí hasta que tuve 12 y mi hermano
13. Y entonces ella dijo, no lloren que nosotros los vamos a llevar a un lugar.
Nos llevaron a las Tapias, a un chalet que había ahí, era de un Señor que se
llemaba José Bocaturo, mire si me acuerdo, ahí estuve yo más o menos 8 meses,
trabajando cocinando, haciendo dulce, todo, y mi hermano en una estancia del
holandés de Las Tapias, ahí también estuvo mi hermano unos 8 meses, y un día a
mí me dice un matrimonio alemán, Uds Pilar no quiere irse a Buenos Aires, y sí,
le dije yo, encantada, y me fui a Buenos Aires y volví cuando tenía más o menos
19 o 20 años, al año que vine me casé y tuve mala suerte quedé con los dos
hijos, mi esposo se fue y nunca más lo ví, mi hija que tenía 4 años y el varón
que tenía 1 año, a los dos los crié yo, y ahora estoy sola.
Entrevistadora. ¿Por qué volvió de Buenos
Aires?
Doña Pilar. Porque no me gustó. Se
murieron los patrones que yo tenía, me dejaron plata en el Banco para que yo
viviera mientras encontraba otro trabajo. Yo extraña el aire puro de la sierra.
Yo visité a mi abuelo durante toda su vida, cuando el abuelo murió no visité
más a la sierra. (Por unos segundos paramos de grabar porque Doña Pilar se
emociona y llora, luego cuando se calma y la señora Leda le pregunta pero por
qué no estuviste con tu madre, Pilar retoma el diálogo ), mi vida ha sido dura,
hemos sufrido mucho, yo siempre estuve con mi madre, yo siempre he trabajado. Tuve
la suerte de tener a mi abuelo que me quiso mucho, pero también la gente con la
que me fui porque eran como mis padres, después cuando me quedé sola, unos seis
o siete años después formé pareja con una persona que luego falleció, yo estuve
sola siete años y crié sola a mis hijos, y luego a él lo conocí donde
trabajábamos los dos, en el Hotel Dos Arroyos, acá no más, y ahí él siempre me
hablaba, se llamaba Tomás Alberto Pereyra, él siempre me hablaba pero yo no
quería estar con nadie porque tenía los chicos, no quería que los hijos me los
golpearan ni nada, durante seis años estuvimos trabajando juntos, y ahí me dijo
formemos una pareja yo no te voy a tocar los chicos, yo los voy a criar como si
fueras mis hijos, y yo no me podía casar porque ya era casada por el civil y
por la iglesia, estuve cuarenta años casado con él, era muy buena persona, muy
buena persona, y bueno en el el año 1987 se enfermó y no hubo caso, un año
sentada con él en el hospital de Córdoba y se murió, con él tuve una sola hija,
es la que está en el fondo, y es como si no fuera mi hija, y eso es de familia,
es como que no sé, es como me pasó a mí, mi parte Merlo, mi padre era Merlo de
apellido, pero no me reconoció, y nadie mire, porque yo me enrolé sola cuando
tenía 18 años, y ya tendría como unos 19 o 20 años, yo sola fui al registro
civil de Nono y me enrolé. Y ahora estoy con el Omar, que es único que me ha
cuidado, y estoy con él nomás así, no estoy con el para la vida sexual, una
pareja como, mirá tengo hijos de la vida, por todos lados.
Entrevistadora. ¿Y de la niñez con ese
abuelo qué recuerda, qué cosas le enseñó?
Doña Pilar. Mi abuelo me enseñó de
todo, primero a que nadie me tocara, que ningún hombre me manoseara, que fuera
una persona e bien, y fui una persona de bien, que trabajara que nunca tocara
nada, he cuidado personas mayores hasta que he tenido 79 años, esa ha sido mi
misión, he vivido bien con todo el mundo, soy orgullosa de mi forma de vida, yo
nunca estoy triste, yo nunca estoy triste, he tenido amigos vecinos pero desde
afuera, yo jamás anduve por los vecinos, yo me crié en otro ambiente. Con mi
hermano jugábamos a subirnos a las puntas de las piedras, en las sierras esos
eran los juegos, y mi abuelo a veces se iba y nos dejaba hasta 8 días y nos
dejaba el pan hecho, y nos decía: no abran la puerta a nadie, teníamos 10
perros, y de noche cuando estábamos solos, atracábamos la puerta y mirábamos y
los perros toreaban cuando alguien venía, y todo eso fue mi felicidad, la vida
con mi abuelo es lo más feliz que recuerdo.
Entrevistadora. ¿De qué comidas se acuerda
de aquella infancia?
Doña Pilar. Nosotros comíamos locro,
me enseñó como hacer el locro, nosotros poníamos el maíz y los porotos como ser
de hoy para mañana, luego le poníamos huesito de chancho, chorizo colorado,
carne picada, y el tuco con cebolla de verdeo y un poquito de puré y pimentón,
y yo hasta ahora como cosas así, yo no puedo comer cosas dietéticas, yo no
siento irme, y no soy de esas viejas que van todos los días a la iglesia o al
culto, yo no le tengo miedo a la muerte, yo estuve 9 días haciendo retiros
espirituales, pero no es eso solo, hay que ser bueno, y a mí me quieren todos,
ud no puede decir que no tiene cuando le piden un pedazo de pan, uno viene por
acá, otro viene por allá, y me piden: no tiene alguito para el mate?, y yo doy,
y a los vecinos ni los visito, porque a mí no me gusta hablar de nadie.
Entrevistadora. ¿Se acuerda de alguna
travesura de chico?
Doña Pilar. No, bueno una vez sola,
mi hermano había hecho una casa de paja y luego le prendió fuego, y me alzó y
me llevó porque se asustó. Mi abuelo nos dejaba la lana para hilar, y yo he
hilado muy mucho, pero hace más o menos un mes y medio preparé todas las cosas
de las hilanderas, los usos, las raspaderas, y a tizar, y yo le voy a mostrar,
y las junté todas y las doné en Cañada Larga, se las llevé a María Inés, ahí
donde están todas las mujeres hilanderías, por ella me ayudó mucho cuando yo
aun no estaba jubilada. Hace poco vino una chica Mónica y yo le enseñé a hilar
y le regalé lana en ovillo ya hilada. Yo he estado muchas veces en los retiros
espirituales a las casa de ejercicios pero no he ido a ninguna escuela, sabe
dónde he ido yo? A comprar las tablas y a estudiarlas yo sola, donde trabajaba
aprendí a multiplicar con las tablas, a sumar y a restar, pero a dividir no
aprendí, y mi hermano también, nosotros sabemos lo mismo, a donde trabajábamos
nos enseñaron a leer y a escribir, los patrones me ayudaban mucho, me querían
como la hija, en ese matrimonio alemán me criaron como una hija, y nunca se me
fueron los humos a la cabeza, y así hay que ser, por eso me quieren mucho a mí.
A mi hermano no le gustaba hilar, yo he tejido croce, he tejido manteles con
puntillas, cosas finas, mi abuelo nos crió bien, pero cada uno con sus cosas,
nos bañábamos cada unos en su lugar, él era una persona muy delicada, nos
contaba muchas cosas, ahora no me acuerdo, nos enseñó tan bien que ni se imagina,
si yo no estuviera acá con el Omar, estaría en córdoba, con un hijo de la vida,
porque yo ayudé mucho a los niños. Mirá en el tiempo de las Malvinas[1]
pasaba por acá un chico, ya había perdido todo en la enfermedad de cáncer de mi
marido, las vacas, los ahorros del banco, perdí el dinero que tenía en el
Correo, pero el cáncer se lo llevó todo, y me quedé ahí en una sillita, y mis
hijos no me ayudó ninguno, tengo amigos de la vida, en Córdoba tengo un hijo
que tiene campo, todo, y me viene a visitar pero este es mi lugar, mi paisaje y
acá me conocen todos, y he cuidado ancianos, el último ha sido Don Árias ahí en
Dos Arroyos.
Entrevistadora. ¿Cómo se cuidaba a los
mayores antes?
Doña Pilar. ¿Mire antes a los ancianos
los cuidaba la misma familia, ahora los hijos no dan bolilla a los padres,
tengo varios hijos y tengo una acá que ella hace su vida y yo hago la mía, y
varios nietos. Mis nietos y nietas no quieren aprender, hay una que sí está
siempre conmigo. Los jóvenes de ahora no les interesa.
Entrevistadora. Usaba ud hierbas para
las enfermedades?
Doña Pilar. Si nosotros usábamos,
altamisa, o un té de aguariguay, de poleo, yo no tomo ningún remedio, tomo mate
con yuyos, tecito de manzanilla, de boldo, ud no tomen remedios cuando les
duele la panza, tomen yuyos, y estoy feliz, estoy contenta porque Dios me ha
dado una misión hermosa, yo no soy católica de esas que aparentan, yo soy
católica del alma, y lo único que le pido a la gente más jóvenes es que sigan
la palabra de Dios, católicos o evangelistas, porque respeto. Yo respeto a
todas las religiones. Yo hago dulces, eso te quería contar, yo lavo la fruta,
la pongo a hervir con agua, y le pongo un kilo de azúcar por un kilo de fruta,
y te sale bien cristalina, hago dulce de tomate, hice 5 kg y me lo volaron, porque yo no como dulce.
También hago quesillo, ud le saca el suero a la leche y listo ya se va haciendo
el quesillo, y vendo dulce y con eso voy tirando.
Entrevistadora. Bueno doña Pilar muchas
gracias por habernos permitido esta entrevista.
Doña Pilar. Bueno, yo solo le pido a
Dios que nos de vida a Omar y a mí para estar juntos, porque el es como un hijo
para mi.
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