martes, 21 de mayo de 2013

Entrevista a Doña Goya



Entrevista a Doña Goya realizada por Mariana Genna y Ricardo Di Mario, en esta oportunidad nos acompañó Rosita Gómez quien nos facilitó el acceso a la casa y realizó las conexiones previas para posibilitar esta charla. También Rosita nos ha resultado la guía para llegar, después de una hermosa caminata por las lomadas de las sierras, hasta la propiedad donde una soleada mañana de noviembre realizamos el presente registro.

Doña Goya y su nieto Fernándo Ponce

El equipo de entrevistas en marcha hacia la casa de Doña Goya, guiados por Rosa Chévez
Gallinita recién matada para hacer el puchero del día
Cueritos de cabra que todavía Doña Goya prepara con sus propias manos

Entrevistadores. Quiere ir presentándose señora?
María Gregoria Galán para todo el pueblo "Doña Goya"
Doña Goya. Mi nombre es María Gregoria Galán, nací el 28 de noviembre de 1938 en Calamuchita, luego mis padres fueron a vivir a las sierras y yo tenía que bajar hacia San Javier[1], éramos 8 hermanos, y a la escuela nos mandaban unos meses y luego nos sacaban a trabajar. Vivíamos cerca de Yacanto de Calamuchita, muy hermosa esa zona, yo hace años que no voy por ahí, cuando me vine a vivir a los abuelos y como era la mayor yo hacía los mandados en Yacanto, subía y bajaba a caballo por los senderitos, se cruzaba el río, los precipicios, todo, iba a la escuela de San Javier. A mí me dicen Goya porque era el mismo nombre de mi abuela María Gregoria y a ella le decían Goya, y bueno antes se ponía el nombre de los abuelos a los niños.

Entrevistadores. ¿Y qué nos puede contar de la niñez allá en las sierras?
Doña Goya. Bueno en las alturas, allá en las sierras hay pocos vecinos, por eso había pocas amistades, pero en la escuela sí tenía algunas amigas, jugábamos y peleábamos con los hermanos y como yo era la mayor, bueno, también venía gente a las casas pero tan poco mire que cuando venían nosotros los chicos ni podíamos estar, eran tan severos los padres que no podíamos escuchar de qué hablaban los grandes, y a veces para comer también comíamos separados.
Entrevistadores. ¿Y ésta casa quién la hizo Doña Goya?
Doña Goya. Mire, si mi marido hubiera estado vivo no hubiera permitido que le tiraran la casa, porque él no quería que le tocaran nada, todo lo había hecho él con los hijos, yo tengo doce hijos y cuando nacían los hijos poníamos el cordón umbilical en la pared tapaditos con barro, y eso lo hacíamos para que se seque y quede sanito el ombligo del bebé, para que secara rápido, y eso lo hacíamos como una tradición que ya hacían mis abuelos. Porque médicos no había, los últimos chicos los tuve acá. Los míos han sido sanitos, pero cuando se enfermaban íbamos al hospital de Dolores, pero los yuyos también ayudaban mucho.
Entrevistadores. ¿Y qué yuyos nos puede nombras?
Doña Goya. Bueno estaba el Contrahierba, Manzanilla que usábamos mucho, la manzanilla mezclada por ejemplo para adelantar los partos, los yuyitos están cerca de la casa, pero se ven poco, para el mate por ejemplo se usa la peperina, el poleo, las semillitas del molle, el molle es una planta que te flecha, hay personas que le hace mal, que le da picazón en todo el cuerpo (interviene Rosa Gómez y cuenta que es conocida una de las formas de librarse de la picazón causada por el flechado del Molle y dice una forma de sacarse esa picazón es ir al molle que lo flechó a uno y orinar allí cerca, y con eso se pasa el flechado) como si fuera una alergia, basta que pases por debajo del molle, si sos alérgica.
Entrevistadores. Que comidas recuerda de la niñez Doña Goya?
Doña Goya. Y bueno las comidas del campo vio, el puchero, el locro, la sopa, la mazamorra, el mote, el mote era con el maíz grande ese blanco que se le da a las gallinas, hay que ponerlo a hervir luego se muele; la chanfaina con los menuditos del chivito, menos la tripa, se pela la pancita, se cocina todo, el hígado, el corazón, pero yo no le pongo la sangre, no queda bien para mí, otros le ponen, la sangre se las hago aparte con cebolla y harina, como una morcilla. También el charqui, se hace todavía, y yo la haría como antes, se agarra un pedazo de carne con el cuchillo, luego se sala, lo cuelga que se seque, charquearlo finito y con mucha sal no le llega la mosca, y se hace en invierno que no hay casi mosca, y luego se usa para hacer otras comidas. Ahora la Sra. de Martínez[2] está aprendiendo a cocinar esas comidas antiguas y yo le estoy enseñando. Otra comida era la Sastaca, que se hacía con el charqui molido en el mortero como si fuera un guiso, el charqui bien molido cuando está seco, lo pica, con cebolla de verdeo y con maíz[3]. A mí lo que me gustaba era la mazamorra con la lecha de cabra, mis abuelos tenían muchos animales, en la zona de Champaqui del lado sur de las sierras, y siempre sola y nunca tuve miedo
Entrevistadores. ¿Y miedo de andar sola en el campo?
Doña Goya. No, miedo a nada, es que de chica anduve sola, yo no tengo miedo a cuentos, ni he escuchado cadenas o que algo le silbe a uno, como he escuchado a otras personas, no nada de eso, yo nunca tuve miedo. Lo que sí recuerdo es que mi marido cuando cruzaba las sierras para ir a las cosechas del otro lado, al maíz o lo que sea, contó que se fue a la plantación de pinos, con Enrique el hijo más grande que siempre lo acompañaba, hacían cada cosa para divertirse en los campamentos, porque había muchas personas. Yo me casé en Ambul de Calamuchita, y los hijos los tuve casi todos acá solo al mayor lo tuve allá, pero no había ni trabajo ni nada, y nos llamaron de acá que había trabajo y nos instalamos en varios lados hasta que nos quedamos fijos acá. Acá nació Anita, Mónica, Omar, Zulma, esos nacieron acá, todos católicos y vamos siempre a misa.
Entrevistadores. ¿Una vez que se instalaron acá de qué se trabajaba o cuál era el sustento para vivir?
Doña Goya. Bueno desde que vinimos acá, mi marido tenía 18 y 16 años, y él salió a trabajar en lo que sea, en las cosechas, pero yo no podía porque salir a trabajar porque tenía los hijos y tenía que dedicarme a ellos, pero él trabajaba en el pueblo cuando había changas, o en los caminos arreglando los caminos, trabajó en altas cumbres cuando hicieron el camino, trabajó en el Dique[4] cuando se hizo, vendíamos cueros de los animales, los chivos, las cabras, las vacas, los trabajábamos bien antes de venderlos, se curte con el alumbre y la sal, se mezcla eso luego se doblan y a los días se estaquea bien y por último se soba con las manos hasta que queda bien suave como una cabritilla.
Y con marido nos conocimos andando por ahí, él también vivía en las sierras, yo nunca fui a una fiesta ni a un baile, las fiestas patronales a eso sí íbamos, mi suegra sabía vender cosas para vender en las fiestas patronales.
Entrevistadores. ¿Y ud que tiene los nietos acá no le sabe contar historias y no nos contaría alguna a nosotros?
Doña Goya. Sí, dice mi marido que una vez cazó un cachorrito de lión[5] y lo trajo, pero venía con miedo porque lo persiguiera la liona, por eso llegó acá sin sangre, y otra vez mató uno ya grande y lo trajo, pero el caballo le andaba volando, y otra vez trajeron vivo uno y lo ató por acá y el cachito le cobraba a la gente para verlo, pero luego el cachorrito se murió, acá los persiguen porque matan a los animales, hace poco entró en lo de Daniel (uno de sus hijos) y no sé cuantos animales le mató, todavía andan y es un peligro para la cabras. Yo tengo animales acá, chivos, patos, gansos, gallinas.
Entrevistadores. Bueno Doña Goya muchas gracias por permitirnos esta charla.
Doña Goya. Ha sido un placer y vengan cuando quieran, solo que me avisen para que esté.




[1] Por las referencias que da la sr. Goya su familia vivió en las cercanías del cerro Champaquí y tenía acceso a la localidad de San Javier debido a las posibilidades de los caminos mejor marcados por los vaqueanos.
[2] José Luis Martínez es vecino de la localidad de Los Hornillos que se dedica a cuestiones relativas a la salud y la alimentación.
[3] Sastaca, con la misma receta e idénticos ingredientes en otras entrevistas relacionadas con la vida más al sur de la provincia, en lo que se denomina el bajo (zona de Chancaní, Las Jarillas), nos informan de una comida llamada Charquican.
[4] Se refiere al Dique de la Viña ubicado a menos de 10km del pueblo, construcción que demandó, durante muchos años, mano de obra local.
[5] Hace referencia al puma de las sierras. Muchas personas lo llaman de esta manera “lión”

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