Entrevista
a Doña Delia
La entrevista a
Doña Delia Pereyra la realizaron Mariana Genna y Ricardo Di Mario, nos acompañó
Rosita Gómez quién facilitó acceder a la Sra. Pereyra. También llegamos
rápidamente a la necesidad de conocer y tener esta charla con Delia debido a
que es una persona muy conocida por todo el pueblo, por su afabilidad y
compromiso social y político. Una vez que la conocimos debimos volver varias
veces ya que su invitación amable y siempre con una anécdota para contar fue
una tentación para el equipo de entrevistas. Alguien la nombró como a la Evita del Pueblo, debido a su pertenencia
partidaria y a la militancia que siempre ejerció hasta en las últimas
elecciones y seguramente lo hará en las próximas.
Doña Delia Pereyra junto a su propia foto de juventud |
Doña Delia en su casa donde nos ofreció unos ricos mates |
Doña Delia en la Escuela Primaria San Martín junto a los niños de primer grado, la Señorita Natalia y la Directora Miriam López |
Delia junto a las fotos de sus hermanos mayores |
Entrevistadores. Bueno Delia por qué no se
presenta uds misma con nombre completo y fecha de nacimiento
Doña Delia. Me llamo Delia Pereyra y
nací el 12 de Febrero de 1933, acá nací en lo que entonces se llamaba El
Talita, y luego cuando lo compraron empezaron a llamarlo El Pinar y ahora todos
lo conocen por El Pinar, nací en las casas nomás porque no había médico, creo
que me trajo una señora de esas que ayudan en pospartos, porque acá en la zona
de las pampitas hacia allá(la señora Delia señala las sierras que están en las
espaldas de su casa), la zona de Las Chacras, éramos cinco y la primera
falleció ahí nomás o a los días de nacer.
Entrevistadores. Díganos Delia ¿Ud conoce
el rito de la muerte del angelito?
Doña Delia. Sí claro, cuando moría un
bebé no había que llorarle, se contaban cuentos, y todas esas cosas,
relaciones, era una fiesta porque era un bebé que no tenía pecado. Lo velaban
en una mesa, y no había silencio y se jugaba alrededor, los chicos hacían una
ronda y el bebé le ponían alitas, yo con mi hermana si habremos hecho alitas
para los angelitos, con papel crepe, y con la tijera lo enrula quedaba lindo
así. Pero he ido poco a esos velorios porque a mí me daba pena, porque la
familia penaba igual.
Entrevistadores. ¿Y cómo era la vida en
familia?
Doña Delia. Bueno yo tengo un orgullo
muy grande porque éramos muy unidos, pero cuando alguien venía a la casa, una
visita por ejemplo nos manejaban con la mirada nada más, y cuando no querían
que los niños escucháramos lo que hablaban los mayores, nos hacían así nomás
(hace un gesto con los ojos) y ahí nos íbamos sin decir nada, a mi casa iban el Dr. Castellano, el Dr.
Javier Álvarez, y el otro era el D. Caldarena, esas visitas teníamos, pero no
íbamos siempre al médico a veces nos curábamos en la casa, por ejemplo el dolor
de cabeza, se molía la hoja de tala, y la hoja de charruga que es una planta
del campo, que ya no hay más, se está perdiendo, y le ponían alcanfor y hacían
una pomada con un poquito de azúcar y eso te ponían en la cien y uno se
calmaba.
Entrevistadores. Y de la niñez qué nos
puede contar.
Doña Delia. Bueno yo vivía como le
dije en El Talita, todo eso era de mi padre, y tuvieron que vender porque lo
varones, el mayor es aquel, luego sigue mi hermana (la entrevistada cambia de
tema y respetamos ese silencio), la vida allá arriba era muy linda mire, había
tantos desniveles en el terreno, que en el bajo estaba el comedor y una
habitación y una galería, había plantas por todas partes, estaba cerquita del
arroyo, y nosotros levántabamos el agua más arriba, las juntábamos en unas
especie de represas, mi papá era albañil le hacía de madera un sifón, que era
una madera grande con un agujero para allá y acá le ponían le hacían una
redondela hasta donde estaba todo comida esa madera, de madera dura de molle,
acá le ponían una tapa y cuando mi papá quería regar, nos mandaban a estancar
el agua para luego regar, tenía de todo, nogales y plantas de toda clase, y
animales, teníamos vacas, , pavos, llegamos a tener 20 pavos, gallinas, en un
patio estaban esos animales, las gallinas a veces desaparecían y luego volvían
así que había que ir a buscar esos huevos por el campo por ahí nomás.
Entrevistadores. Y en esas tareas estaban
los chicos
Doña Delia. Claro, ahí trabajábamos
todos.
Entrevistadores. Fue a la escuela acá en
Los Hornillos Delia?
Doña Delia. Sí, acá, pero el problema
era que no había segundo año, y cuando yo terminé el primer grado, al año
siguiente tenía que hacer segundo pero no había segundo, y no había manera de
hacerle entender eso a mi padre, él decía que había que ir 6 años a la escuela
y bueno, después cuando se hizo el segundo año lo aprobamos, y así fue hasta
que en 5 grado, yo lo hice con una señorita de Villa Dolores, la Señorita que sabía de
todo, era muy buena, hasta aviadora civil era, éramos 7 alumnos hasta que se me
fueron todos, eran todos de acá, uno de la quebrada, otro de por ahí un tal
Sánchez, otros medio parientes míos, pero todos flojos no nos quedaba nada,
iban abandonando y yo seguía, lo aprobé al 5°, porque el 6° lo aprobé en una
escuela de adultos, ahí al lado de la Iglesia , se había abierto para eso, para terminar
la escuela y algunos solo aprendieron a firmar, porque no les quedaba nada.
Entrevistadores. Quiénes eran sus vecinos
Doña Delia. Allí por allí vivía
Jerónimo Bazan, un Sr. Don Leonardo que tenía tres hijos, y otro vecino más,
vivían subiendo un poco en la pampita por ahí, bueno nos visitábamos por eso mi
mamá decía, cuando poníamos la mesa, poné un cubierto de más, y para qué
preguntábamos nosotras, y ella decía por las dudas, sí, un domingo de por medio
venían ellos o íbamos nosotros y hacíamos bailes, ahí aprendimos a bailar,
bailábamos vals, pasos dobles, si después de comer, la señora buscaba la pava y
el mate, porque eso era como dice uno ahora voy a tomar un té, y se armaba el
baile con una vitrola a cuerda, y todos teníamos uno, y discos de pasta, mi
hija todavía tiene guardados esos discos.
Entrevistadores. ¿Y cuándo dejaron Los
Talitas?
Doña Delia. Y cuando mis hermanos se
fueron a trabajar a Río Tercero en la fábrica Atanor, y yo me fui a trabajar al
Hotel de Mina Clavero que era dependía de la Municipalidad de
Buenos Aires, y los viejitos quedaron solos, a los 18 años más o menos empecé
ahí de gastronómica (se ríe y dice que ya empezaba a militar en el Peronismo),
y bueno los viejitos estaban solos y dispusimos era buscar una casa acá para
ellos estuvieran hasta que pudiéramos vender allá arriba, pero creo que hicimos
mal, desprenderlos a la gente de antes de ese lugar a ellos, y le digo más
cuando estaban acá en la casa de abajo mi padre tenía un caballo mansito con el
que iba y venía, y después de desayunar, primero tomaba unos mates y luego
desayunaba, ya mi mamá le tenía preparada la comidita y él se iba para allá
arriba y volvía a la tarde.
Entrevistadores. Y qué iba hacer a la
casa?
Doña Delia. A cuidar la casa, a ver,
a estar, a barrer, el no podía estar sin la casa, no, pero no había quedado
otra opción, mis hermanos me decían (señala los cuadros de los hermanos que
decoran su sala de estar) a nosotros nos dan un día medio de franco, imagínese salían muy
temprano y llegaban acá como a la 14hs y
todavía tenían que subir a la casa, por eso hubo que vender, luego mi papá se
enfermó lo operaron en el hospital de Villa Dolores, y se puso bien, y después
murió joven como de unos 70 años.
Entrevistadores. ¿Doña Delia ud conoce
este libro que hizo la biblioteca hace unos años atrás?
Doña Delia. Delia toma el libro en
sus manos y mira la tapa y dice éste el Cerro Vallo, no el Cerro Negro como
todos creen acá, mi amiga de acá enfrente le puso a su negocio Cerro Negro
pensando que este de acá atrás es el cerro Negro pero en realidad el Cerro
Negro es este otro que está al ladito, y éste que está en la tapa de este libro
es el cerro Vallo.
Entrevistadores. Recuerda ud el nombre de
una maestra, la Señorita María
Irene Peralta?
Doña Delia. No, la verdad que no,
pero creo que esa fue maestra de mi hermano el mayor.
Entrevistadores. Ah mire uds Delia, acá
tenemos en este libro[1]
que le comentaba recién, una entrevista a Isauro Pereyra donde nos cuenta que
la escuela funcionaba en la casa de la misma maestra Peralta que era viuda de
Juan Vera.
Doña Delia. Claro, Isaura era mayor
que yo, era el más grande y es cierto lo que él dice esa señorita era muy
buena, y el apellido Vera es el mismo que el de la Plaza del pueblo. En
realidad de un familiar de él, creo que un hermano que se llamaba Ramón Vera,
fíjese la calle de la escuela se llamaba Ramón Vera porque se lo había puesto
una comisión vecinal, y venía alguien y le sacaba el cartel, y otra vez ponían,
Ramón Vera, y venía otra intervención y le cambiaba el nombre, una y otra vez
hasta que le pusieron el nombre de la Escuela y listo, la calle se llama San Martín
(risas). Ahí junto la Iglesia
al lado de un aguaribay grande había un rancho de abobe en el que vivía un
señor llamado Ignacio Ortíz yo lo conocía porque a él le gustaba armar
reuniones, comer y luego bailar, se armaba el baile ahí.
Entrevistadores. ¿Y de las comidas típicas
qué recuerda Delia?
Doña Delia. Bueno, la Sastaca , la Chanfaina , mi mamá la hacía cuando carneaba un cabrito y
picaba los riñones y las demás viseras, el hígado, los riñones, la sangre,
cebolla, como un guiso y en lugar de sal le ponían azúcar otros le ponía pasas
de uva, y con eso se compaña el asado, en lugar de ensalada se comía eso, y
también se le ponía harina para espesar eso. Y la sastaca se carneaba el
animal, las partes blandas, las van charqueando, las van extendiendo y a veces
lo cuelgan en sogas o en alambres, es un charqui, una vez que está seco eso lo
muelen, se hace casi una harina.
Entrevistadores. Es parecida a la receta
del Charquican?
Doña Delia. Sí, pero el charquican se
hacía con pedazos más grandes, no se lo molía, es la misma tiene casi el mismo
sabor pero de otra forma. Otras comidas que me acuerde eran los dulces de
membrillo por ejemplo porque había muchas plantas, mi hermana del membrillo
hacía tres dulces, la mermelada, la jalea y el otro que se hace duro para
cortar y servir. Mi padre tenía parras, y daba a todo el mundo uvas, a los
vecinos, a todos, sólo al almacenero le cambiaba por mercadería, porque él le
pedía que llevara, también se hacían pasas, y venía mi sobrino el Juan, Juan
Pereyra el actual intendente de Villa Dolores, cuando era chico y venía con un
carrito y vendían las frutas todo por acá, y después supo venir a regalar
equipos de futbol a los chicos de acá por que él siempre quiso este lugar,
bueno eso cuando ya andaba de campaña.
Entrevistadores. ¿Y de yuyos medicinales
conoce Delia, qué usaban en su casa de esos remedios?
Doña Delia. Bueno se usaba la cola de
caballo para los riñones y el llantén, el llantén que hay dos diferentes uno es
para purificar el estómago, y el otro para lavar heridas, el tema es que yo no
los reconozco cual es para qué cosa, pero mi amiga Marta sabe entonces ella me sabe
traer, acá en el arroyo, o un poquito para el lado de la cañada, son como unas
cañitas larguitas, pone una cantidad en agua y cuando suelta el hervor lo deja
enfriar un poco y le pone un plato, y lo deja enfriar o lo pone en la heladera
y lo guarda como una agua pasto, es diurético, el chañar con miel es para los
resfríos la tos. Pero yo no me resfrío nunca vea, una mes me puse esa inyección
para el resfrío y me agarré un resfrío que ni le cuento y llamé a mi médico de
cabecera y le digo me he puesto la inyección para la gripe y me he agarrado una
gripe que ni te cuento, y él me dijo que era esa droga que nunca había entrado
en mi cuerpo, y con tu té y metida en la cama me curé. Otras hierbas so la pezuña
de vaca, contrayerba hay por debajo de los espinillos es para muchas cosas,
para el corazón para muchas cosas, el paico, el palo azul para los riñones,
pero no es yuyo común de acá, peperina es linda pero para el mate, pero ya casi
no hay más, la gente la arrancan en lugar de cortarla.
Entrevistadores. Y qué otro recuerdo tiene
del pueblo, de la biblioteca por ejemplo, nos han contado que ud tiene memoria
de esa primera biblioteca que se armó.
Doña Delia. Si, los primeros libros
que vinieron a armar la biblioteca lo donó el Sr Cabrera, creo que Roberto era
su nombre, y los mandaba a la familia Quiroga, que tenían unos cuantos hijos,
el mayor se llamaba Hugo, y les ofreció los libros para hacer una biblioteca, y
todavía llegaba el tren hasta Villa Dolores, y empezó a mandar, y claro venían
todos mezclados, hasta que yo fui había más de 2000 libros, y yo no he ido
mucho, yo no he ido mucho porque ya no llego caminando (le ofrecemos a Doña
Pereyra llevarla para que visite la biblioteca y ella acepta para otro momento).
Nosotros le íbamos a ayudar a la familia esta a clasificar, eran libros muy
importantes desde un libro de cuentos hasta algún libro importante, el
presidente que de la
Biblioteca fue este Quiroga que era el más grande, secretaria
mi hija, y hacían bonos de contribución, rifas para comprar las cosas, lo que
yo no sé es a dónde fueron a parar esos libros.
Entrevistadores. Y que otra cosa recuerda
del pueblo algo que quiera contarnos.
Doña Delia. Bueno la Comuna estuvo intervenida
unas dos o tres veces, no se si fue para la revolución[2]
o para cuando, y a mí me llevaron con dos oficiales de policía hasta la policía,
porque viene un comando vio? Y se hacen cargo, y en cada destacamento policial
ponen un comando, ese comando que venían nombrados por los militares, no sabe cómo
trataban a los policías de acá. Luego cuando vuelve la democracia a mí me tocó
entregar las llaves del primer patrullero. Y creo que el gobernador era Mestre,
y el Presidente era Alfonsín, yo los respeté a todos, pero ese Angeloz no se
hacía quere eh, pero igual yo los respetaba porque si la gente lo eligió había
que respetar esa decisión, y mi amiga Nelly es radical igual somos amigas hace
50 años, y era mi mejor amiga nunca tuvimos un disgusto.
Entrevistadores. Alguna anécdota que
quiera contarnos de acá de los vecinos
Doña Delia. Mire ahora haciendo memoria,
me acuerdo de un vecino que se llamada Don Braulio, y tenía un vecino lejos uno
de otro y los dos tenían animales, vacas, caballos, y uno perdió unos animales
unas vacas que se le habían extraviados y que le dice Braulio no me has visto unas vacas pasar por acá, y cómo eran esas vacas, y unas eran medias blancas y media negras, y
el color eran negras overas, y dice que el otro le dijo: mirá yo he visto pasar unas vacas pero que tuvieran medias blanca o
medias negras ninguna! (risas).
Saben Uds que hay un molle del amor acá en Los Hornillos? Acá cerca de la
pileta del balneario hay un molles donde las parejas y ahí se sentaban iban y
tomaban mate, y bueno por eso por las parejas, le pusieron el molle del amor.
Entrevistadores. ¿Y uds Delia ha ido al
molle del amor?
Doña Delia. No, yo a mi amor lo tengo
acá (Doña Delia señala su corazón, y luego damos por terminada la entrevista y
agradecemos la amabilidad de habernos recibido en su casa, días después pasamos
a buscar a Delia y la llevamos a la Escuela
Primaria donde se desarrolla una actividad, y también
visitamos junto a la nombrada, la Biblioteca Popular ).
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