domingo, 26 de mayo de 2013

Entrevista a Doña Delia

Entrevista a Doña Delia


La entrevista a Doña Delia Pereyra la realizaron Mariana Genna y Ricardo Di Mario, nos acompañó Rosita Gómez quién facilitó acceder a la Sra. Pereyra. También llegamos rápidamente a la necesidad de conocer y tener esta charla con Delia debido a que es una persona muy conocida por todo el pueblo, por su afabilidad y compromiso social y político. Una vez que la conocimos debimos volver varias veces ya que su invitación amable y siempre con una anécdota para contar fue una tentación para el equipo de entrevistas. Alguien la nombró como a la Evita del Pueblo, debido a su pertenencia partidaria y a la militancia que siempre ejerció hasta en las últimas elecciones y seguramente lo hará en las próximas.
Doña Delia Pereyra junto a su propia foto de juventud

Doña Delia en su casa donde nos ofreció unos ricos mates
Doña Delia en la Escuela Primaria San Martín junto a los niños de primer grado, la Señorita Natalia y la Directora Miriam López


Delia junto a las fotos de sus hermanos mayores



Entrevistadores. Bueno Delia por qué no se presenta uds misma con nombre completo y fecha de nacimiento
Doña Delia. Me llamo Delia Pereyra y nací el 12 de Febrero de 1933, acá nací en lo que entonces se llamaba El Talita, y luego cuando lo compraron empezaron a llamarlo El Pinar y ahora todos lo conocen por El Pinar, nací en las casas nomás porque no había médico, creo que me trajo una señora de esas que ayudan en pospartos, porque acá en la zona de las pampitas hacia allá(la señora Delia señala las sierras que están en las espaldas de su casa), la zona de Las Chacras, éramos cinco y la primera falleció ahí nomás o a los días de nacer.
Entrevistadores. Díganos Delia ¿Ud conoce el rito de la muerte del angelito?
Doña Delia. Sí claro, cuando moría un bebé no había que llorarle, se contaban cuentos, y todas esas cosas, relaciones, era una fiesta porque era un bebé que no tenía pecado. Lo velaban en una mesa, y no había silencio y se jugaba alrededor, los chicos hacían una ronda y el bebé le ponían alitas, yo con mi hermana si habremos hecho alitas para los angelitos, con papel crepe, y con la tijera lo enrula quedaba lindo así. Pero he ido poco a esos velorios porque a mí me daba pena, porque la familia penaba igual.
Entrevistadores. ¿Y cómo era la vida en familia?
Doña Delia. Bueno yo tengo un orgullo muy grande porque éramos muy unidos, pero cuando alguien venía a la casa, una visita por ejemplo nos manejaban con la mirada nada más, y cuando no querían que los niños escucháramos lo que hablaban los mayores, nos hacían así nomás (hace un gesto con los ojos) y ahí nos íbamos sin decir nada,  a mi casa iban el Dr. Castellano, el Dr. Javier Álvarez, y el otro era el D. Caldarena, esas visitas teníamos, pero no íbamos siempre al médico a veces nos curábamos en la casa, por ejemplo el dolor de cabeza, se molía la hoja de tala, y la hoja de charruga que es una planta del campo, que ya no hay más, se está perdiendo, y le ponían alcanfor y hacían una pomada con un poquito de azúcar y eso te ponían en la cien y uno se calmaba.
Entrevistadores. Y de la niñez qué nos puede contar.
Doña Delia. Bueno yo vivía como le dije en El Talita, todo eso era de mi padre, y tuvieron que vender porque lo varones, el mayor es aquel, luego sigue mi hermana (la entrevistada cambia de tema y respetamos ese silencio), la vida allá arriba era muy linda mire, había tantos desniveles en el terreno, que en el bajo estaba el comedor y una habitación y una galería, había plantas por todas partes, estaba cerquita del arroyo, y nosotros levántabamos el agua más arriba, las juntábamos en unas especie de represas, mi papá era albañil le hacía de madera un sifón, que era una madera grande con un agujero para allá y acá le ponían le hacían una redondela hasta donde estaba todo comida esa madera, de madera dura de molle, acá le ponían una tapa y cuando mi papá quería regar, nos mandaban a estancar el agua para luego regar, tenía de todo, nogales y plantas de toda clase, y animales, teníamos vacas, , pavos, llegamos a tener 20 pavos, gallinas, en un patio estaban esos animales, las gallinas a veces desaparecían y luego volvían así que había que ir a buscar esos huevos por el campo por ahí nomás.
Entrevistadores. Y en esas tareas estaban los chicos
Doña Delia. Claro, ahí trabajábamos todos.
Entrevistadores. Fue a la escuela acá en Los Hornillos Delia?
Doña Delia. Sí, acá, pero el problema era que no había segundo año, y cuando yo terminé el primer grado, al año siguiente tenía que hacer segundo pero no había segundo, y no había manera de hacerle entender eso a mi padre, él decía que había que ir 6 años a la escuela y bueno, después cuando se hizo el segundo año lo aprobamos, y así fue hasta que en 5 grado, yo lo hice con una señorita de Villa Dolores, la Señorita que sabía de todo, era muy buena, hasta aviadora civil era, éramos 7 alumnos hasta que se me fueron todos, eran todos de acá, uno de la quebrada, otro de por ahí un tal Sánchez, otros medio parientes míos, pero todos flojos no nos quedaba nada, iban abandonando y yo seguía, lo aprobé al 5°, porque el 6° lo aprobé en una escuela de adultos, ahí al lado de la Iglesia, se había abierto para eso, para terminar la escuela y algunos solo aprendieron a firmar, porque no les quedaba nada.
Entrevistadores. Quiénes eran sus vecinos
Doña Delia. Allí por allí vivía Jerónimo Bazan, un Sr. Don Leonardo que tenía tres hijos, y otro vecino más, vivían subiendo un poco en la pampita por ahí, bueno nos visitábamos por eso mi mamá decía, cuando poníamos la mesa, poné un cubierto de más, y para qué preguntábamos nosotras, y ella decía por las dudas, sí, un domingo de por medio venían ellos o íbamos nosotros y hacíamos bailes, ahí aprendimos a bailar, bailábamos vals, pasos dobles, si después de comer, la señora buscaba la pava y el mate, porque eso era como dice uno ahora voy a tomar un té, y se armaba el baile con una vitrola a cuerda, y todos teníamos uno, y discos de pasta, mi hija todavía tiene guardados esos discos.
Entrevistadores. ¿Y cuándo dejaron Los Talitas?
Doña Delia. Y cuando mis hermanos se fueron a trabajar a Río Tercero en la fábrica Atanor, y yo me fui a trabajar al Hotel de Mina Clavero que era dependía de la Municipalidad de Buenos Aires, y los viejitos quedaron solos, a los 18 años más o menos empecé ahí de gastronómica (se ríe y dice que ya empezaba a militar en el Peronismo), y bueno los viejitos estaban solos y dispusimos era buscar una casa acá para ellos estuvieran hasta que pudiéramos vender allá arriba, pero creo que hicimos mal, desprenderlos a la gente de antes de ese lugar a ellos, y le digo más cuando estaban acá en la casa de abajo mi padre tenía un caballo mansito con el que iba y venía, y después de desayunar, primero tomaba unos mates y luego desayunaba, ya mi mamá le tenía preparada la comidita y él se iba para allá arriba y volvía a la tarde.
Entrevistadores. Y qué iba hacer a la casa?
Doña Delia. A cuidar la casa, a ver, a estar, a barrer, el no podía estar sin la casa, no, pero no había quedado otra opción, mis hermanos me decían (señala los cuadros de los hermanos que decoran su sala de estar) a nosotros nos dan un día  medio de franco, imagínese salían muy temprano y llegaban acá como a la  14hs y todavía tenían que subir a la casa, por eso hubo que vender, luego mi papá se enfermó lo operaron en el hospital de Villa Dolores, y se puso bien, y después murió joven como de unos 70 años.
Entrevistadores. ¿Doña Delia ud conoce este libro que hizo la biblioteca hace unos años atrás?
Doña Delia. Delia toma el libro en sus manos y mira la tapa y dice éste el Cerro Vallo, no el Cerro Negro como todos creen acá, mi amiga de acá enfrente le puso a su negocio Cerro Negro pensando que este de acá atrás es el cerro Negro pero en realidad el Cerro Negro es este otro que está al ladito, y éste que está en la tapa de este libro es el cerro Vallo.
Entrevistadores. Recuerda ud el nombre de una maestra, la Señorita María Irene Peralta?
Doña Delia. No, la verdad que no, pero creo que esa fue maestra de mi hermano el mayor.
Entrevistadores. Ah mire uds Delia, acá tenemos en este libro[1] que le comentaba recién, una entrevista a Isauro Pereyra donde nos cuenta que la escuela funcionaba en la casa de la misma maestra Peralta que era viuda de Juan Vera.
Doña Delia. Claro, Isaura era mayor que yo, era el más grande y es cierto lo que él dice esa señorita era muy buena, y el apellido Vera es el mismo que el de la Plaza del pueblo. En realidad de un familiar de él, creo que un hermano que se llamaba Ramón Vera, fíjese la calle de la escuela se llamaba Ramón Vera porque se lo había puesto una comisión vecinal, y venía alguien y le sacaba el cartel, y otra vez ponían, Ramón Vera, y venía otra intervención y le cambiaba el nombre, una y otra vez hasta que le pusieron el nombre de la Escuela y listo, la calle se llama San Martín (risas). Ahí junto la Iglesia al lado de un aguaribay grande había un rancho de abobe en el que vivía un señor llamado Ignacio Ortíz yo lo conocía porque a él le gustaba armar reuniones, comer y luego bailar, se armaba el baile ahí.
Entrevistadores. ¿Y de las comidas típicas qué recuerda Delia?
Doña Delia. Bueno, la Sastaca, la Chanfaina,  mi mamá la hacía cuando carneaba un cabrito y picaba los riñones y las demás viseras, el hígado, los riñones, la sangre, cebolla, como un guiso y en lugar de sal le ponían azúcar otros le ponía pasas de uva, y con eso se compaña el asado, en lugar de ensalada se comía eso, y también se le ponía harina para espesar eso. Y la sastaca se carneaba el animal, las partes blandas, las van charqueando, las van extendiendo y a veces lo cuelgan en sogas o en alambres, es un charqui, una vez que está seco eso lo muelen, se hace casi una harina.
Entrevistadores. Es parecida a la receta del Charquican?
Doña Delia. Sí, pero el charquican se hacía con pedazos más grandes, no se lo molía, es la misma tiene casi el mismo sabor pero de otra forma. Otras comidas que me acuerde eran los dulces de membrillo por ejemplo porque había muchas plantas, mi hermana del membrillo hacía tres dulces, la mermelada, la jalea y el otro que se hace duro para cortar y servir. Mi padre tenía parras, y daba a todo el mundo uvas, a los vecinos, a todos, sólo al almacenero le cambiaba por mercadería, porque él le pedía que llevara, también se hacían pasas, y venía mi sobrino el Juan, Juan Pereyra el actual intendente de Villa Dolores, cuando era chico y venía con un carrito y vendían las frutas todo por acá, y después supo venir a regalar equipos de futbol a los chicos de acá por que él siempre quiso este lugar, bueno eso cuando ya andaba de campaña.

Entrevistadores. ¿Y de yuyos medicinales conoce Delia, qué usaban en su casa de esos remedios?
Doña Delia. Bueno se usaba la cola de caballo para los riñones y el llantén, el llantén que hay dos diferentes uno es para purificar el estómago, y el otro para lavar heridas, el tema es que yo no los reconozco cual es para qué cosa, pero mi amiga Marta sabe entonces ella me sabe traer, acá en el arroyo, o un poquito para el lado de la cañada, son como unas cañitas larguitas, pone una cantidad en agua y cuando suelta el hervor lo deja enfriar un poco y le pone un plato, y lo deja enfriar o lo pone en la heladera y lo guarda como una agua pasto, es diurético, el chañar con miel es para los resfríos la tos. Pero yo no me resfrío nunca vea, una mes me puse esa inyección para el resfrío y me agarré un resfrío que ni le cuento y llamé a mi médico de cabecera y le digo me he puesto la inyección para la gripe y me he agarrado una gripe que ni te cuento, y él me dijo que era esa droga que nunca había entrado en mi cuerpo, y con tu té y metida en la cama me curé. Otras hierbas so la pezuña de vaca, contrayerba hay por debajo de los espinillos es para muchas cosas, para el corazón para muchas cosas, el paico, el palo azul para los riñones, pero no es yuyo común de acá, peperina es linda pero para el mate, pero ya casi no hay más, la gente la arrancan en lugar de cortarla.
Entrevistadores. Y qué otro recuerdo tiene del pueblo, de la biblioteca por ejemplo, nos han contado que ud tiene memoria de esa primera biblioteca que se armó.
Doña Delia. Si, los primeros libros que vinieron a armar la biblioteca lo donó el Sr Cabrera, creo que Roberto era su nombre, y los mandaba a la familia Quiroga, que tenían unos cuantos hijos, el mayor se llamaba Hugo, y les ofreció los libros para hacer una biblioteca, y todavía llegaba el tren hasta Villa Dolores, y empezó a mandar, y claro venían todos mezclados, hasta que yo fui había más de 2000 libros, y yo no he ido mucho, yo no he ido mucho porque ya no llego caminando (le ofrecemos a Doña Pereyra llevarla para que visite la biblioteca y ella acepta para otro momento). Nosotros le íbamos a ayudar a la familia esta a clasificar, eran libros muy importantes desde un libro de cuentos hasta algún libro importante, el presidente que de la Biblioteca fue este Quiroga que era el más grande, secretaria mi hija, y hacían bonos de contribución, rifas para comprar las cosas, lo que yo no sé es a dónde fueron a parar esos libros.
Entrevistadores. Y que otra cosa recuerda del pueblo algo que quiera contarnos.
Doña Delia. Bueno la Comuna estuvo intervenida unas dos o tres veces, no se si fue para la revolución[2] o para cuando, y a mí me llevaron con dos oficiales de policía hasta la policía, porque viene un comando vio? Y se hacen cargo, y en cada destacamento policial ponen un comando, ese comando que venían nombrados por los militares, no sabe cómo trataban a los policías de acá. Luego cuando vuelve la democracia a mí me tocó entregar las llaves del primer patrullero. Y creo que el gobernador era Mestre, y el Presidente era Alfonsín, yo los respeté a todos, pero ese Angeloz no se hacía quere eh, pero igual yo los respetaba porque si la gente lo eligió había que respetar esa decisión, y mi amiga Nelly es radical igual somos amigas hace 50 años, y era mi mejor amiga nunca tuvimos un disgusto.
Entrevistadores. Alguna anécdota que quiera contarnos de acá de los vecinos
Doña Delia. Mire ahora haciendo memoria, me acuerdo de un vecino que se llamada Don Braulio, y tenía un vecino lejos uno de otro y los dos tenían animales, vacas, caballos, y uno perdió unos animales unas vacas que se le habían extraviados y que le dice Braulio no me has visto unas vacas pasar por acá,  y cómo eran esas vacas, y unas eran medias blancas y media negras, y el color eran negras overas, y dice que el otro le dijo: mirá yo he visto pasar unas vacas pero que tuvieran medias blanca o medias negras ninguna!  (risas). Saben Uds que hay un molle del amor acá en Los Hornillos? Acá cerca de la pileta del balneario hay un molles donde las parejas y ahí se sentaban iban y tomaban mate, y bueno por eso por las parejas, le pusieron el molle del amor.
Entrevistadores. ¿Y uds Delia ha ido al molle del amor?
Doña Delia. No, yo a mi amor lo tengo acá (Doña Delia señala su corazón, y luego damos por terminada la entrevista y agradecemos la amabilidad de habernos recibido en su casa, días después pasamos a buscar a Delia y la llevamos a la Escuela Primaria donde se desarrolla una actividad, y también visitamos junto a la nombrada, la Biblioteca Popular).











[1] Historias populares cordobesas. Los Hornillos, editado por las autoridades comunales y provinciales, y producido por la Biblioteca Popular de Los Hornillos en el 2007.
[2] Hace refencia al golpe de Estado que derrocó al peronismo en 1955.

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