jueves, 30 de mayo de 2013

Entrevista a la Oma Von Ledebur

Entrevista a la   Oma  Von Ledebur realizada por Ricardo Di Mario, nos acompañó Milagros Egel como asistente de los equipos técnicos. La Oma nos recibió en su departamento de la Hostería Alta Montaña.
Vista hacia las sierras desde la Hostería de la familia Von Ledebur
Entrada principal de la Hostería donde vive Irma "la Oma" Von Ledebur


Entrevistador. Nosotros la conocemos como la Oma, pero se puede presentar con su nombre completo y lugar de nacimiento
La Oma. Mi nombre es Irma Edita Horn de Von Ledebur, nací en Escobar, provincia de Buenos Aires, el 25 de Julio de 1915. Es decir que tengo 98 años.
Entrevistador. Mire Uds. en Escobar, que linda toda esa zona
La Oma. ¿Linda? ¡Ahora! En ese entonces eran todos cardales y descampados, cardos muy grandes. Yo fui a la Escuela que estaba frente a la Estación. Pero vivía en la Zona del Cazador en Escobar, allí tenían mis abuelos, cuando vinieron de Alemania de 1870 (de la zona centro de Alemania), mis abuelos hicieron una fábrica de ladrillos huecos, que todavía existe, una chimenea de cien metros de alto que todavía está. Esa fábrica funcionó con ferrocarril propio que llegaba hasta los vagones de carga del ferrocarril, luego en 1914 cuando comenzó la guerra, comenzó a faltar el carbón de piedra hasta que directamente terminó el intercambio comercial con Alemania, ese ferrocarril no sirvió más por falta de ese carbón. Luego vivimos en la zona norte de Buenos Aires por Martínez, también Zárate, pero la casa definitiva estaba en el Delta. Luego de la guerra la fábrica cerró y mis tíos se fueron a buscar trabajo y a vivir en otro lado, y nosotros con mis abuelos paternos nos fuimos a vivir a Brazo Largo.
Entrevistador. ¿A Zárate Brazo Largo?
La Oma. Pero antes de que se haga el puente, yo no lo conocí Y ahí vivimos hasta que me casé, en el civil me casé en Brazo Largo, y por iglesia, él era Alemán no tuvo nunca la carta de ciudadanía, él vino con 22 años y participó de la primera guerra creo que a los 18 año, porque su padre era General, el apellido es muy antiguo de Alemania, él se llamaba Wolfgang, yo me casé en 1942 y mi hija Inge nació en 1943, después vino Germán, que vive en Alemania, tuve seis hijos.
Entrevistador. ¿Y cómo conoció a Los Hornillos?
La Oma. Bueno, en 1945 hicimos un paseo, porque mi marido era muy andariego y le gustaba viajar ya conocía esta ruta porque había ido a Chile y había pasado por acá y él quería que yo conociera este camino, y vinimos por Los Gigantes, y en un viaje en ómnibus le dijimos al chofer bájenos en un lugar lindo, y nos bajó acá en Los Hornillos. Nos bajamos en la Iglesia, y al lado había una señora que tenía pensión paraguaya de apellido Montenegro, y de ahí nos fuimos a caminar y a caminar, y a mi marido que le gustaban las montañas, y pasamos por acá que había una hostería que se llamaba Los Hornillos, el Sr. de acá nos dio una tarjetita y nos volvimos porque estábamos parando en Valle Hermoso eso fue en el 45, luego de dos años volvimos y ya tenía tres hijos, Inge, Germán y Griselda que ella vive en Frías (Stgo. Del Estero), luego volvimos en el 47 vinimos de nuevo en el verano y estábamos en Villa Rumipal Río Tercero, y le dije a mi marido por qué no vamos para allá que era tan lindo, y bueno dejamos los chicos con alguien que los cuidaba una muchacha que yo tenía y vinimos, y había lugar así que fuimos a buscar a los chicos y nos vinimos acá, luego de estar dos o tres días, el Sr. De acá Antonio Carranza, nos dijo queremos vender. Mi marido me dice, si si quieren vender, y yo le dije que me encantaba, pero no tenemos plata. Porque mi marido trabajaba en la compañía de seguros Germano-Argentina, y era tiempos de Perón y todo lo que era Alemán fuera, y bueno mi marido se defendía como podía, y yo le dije y cómo vamos hacer, y  bueno empezamos a juntar, yo le pedí a mi madre, le vendí un terrenito a mi hermano, unos amigos nos prestaron, otros compraron un pedacito que luego se lo compramos nosotros, la cuestión es que en 1947 nos vinimos, no sacamos crédito pero había que pagar. Y le cambiamos el nombre, mi marido se lo puso Hostería Alta Montaña. Como teníamos relaciones con gente alemana, con el diario alemán, y marido puso unos avisitos y así empezamos.
Entrevistador. ¿Venían a hospedarse principalmente alemanes?
La Oma. No, venían de todo, acá había una sola pensión que era de los Aguirre, que estaba acá por la Farmacia (sobre la ruta en el centro del pueblo), después se hizo la hostería Dos Arroyos, que la hizo un Sr. Orsi, después la tuvo un alemán, y ahora la tiene el Sr Kusnef que es el Sr Von Trapp.
Entrevistador. ¿Y qué recuerdos tiene de cómo era el pueblo cuando ud llegó?
La Oma. Acá en la hostería no había luz eléctrica, en la ruta tal vez, la ruta ya estaba asfaltada. Luz eléctrica no teníamos, habíamos puesto esos faroles de kerosén, y también compramos un motorcito para dar un poquito de luz a las habitaciones, y para el agua teníamos un quema tutti, una especie de caldera a leña.
Entrevistador. ¿Ud conoce las comidas locales, lo que se comía antes, la comida criolla, los yuyos que se usaban?
La Oma. La verdad que no, bueno salvo el asado, las empanadas, la humita que tanto me gusta, el locro que me encanta ahora no me pregunte cómo hacerlo porque no se hacerlo, la humita me la hace una de las chicas que trabaja acá. No aprendí mucho de las comidas de acá. Pero Ud nómbremelas y yo le voy diciendo si la conozco:
Entrevistador. Bueno muy bien, conoce “la chanfaina”
La Oma. Me suena pero nunca la comí, ni sé cómo se hace.
Entrevistador. “La sastaca”
La Oma. ¿Cómo dijo? ¿Eso no es una comida de acá no?
Entrevistador. ¡Sastaca!
La Oma. No, no la conozco
Entrevistador. “Charquican”
La Oma. No, Charqui si, es una carne seca pero eso que ud nombra no lo conozco. Pero esas comidas no las conozco, ¿seguro que son de acá?
Entrevistador. Sí Oma, Doña Goya la nombró y yo la conocía con otro nombre porque me la han nombrado personas entrevistadas de la zona más al sur, de Chancaní por ahí.
La Oma. Claro, Goya trabajó acá de cocinera, es la madre de los chicos Ponce, es la madre de Anita que trabaja acá, ella está de vacaciones. Pero acá en la hostería hacemos las comidas que toda la gente come, siempre todo muy bueno, muy elaborado ud puede ir en cualquier momento en que están cocinando las chicas y ver. Pero damos el desayuno muy completo y luego la cena, es decir media pensión, porque al medio día no podemos cocinar. Antes, pero antes, hacíamos un asado en el arroyo, en los primeros años cuando recién empezamos, ahí hacíamos unos asados, los burritos cargados, el muchacho que trabajaba acá Horacio Ramírez, él se iba temprano él cargaba los cabritos, porque antes había cabritos por todos lados y ahora no consigue ni uno, y bueno yo me iba con Tonita Ramírez, pero no eran parientes, hacíamos las empanadas, y nos íbamos al arroyo, a lo de Altamirano, y la gente iba con sus trajes de baño y se bañaban en el arroyo. Altamirano, que gente buena, que vivía ahí.
Entrevistador. Claro eso es lo que le llaman el puesto Altamirano, es decir que también debe conocer a Rosita Chávez
La Oma. Claro, Rosita sabe venir todavía y les ofrece el quesito a los pensionistas, ¿ella también está grande no? Mire el recuerdo que le voy a contar, nosotros la conocemos desde que se casó, ellos salieron a caballo desde la iglesia y pasaron por acá, y nosotros fuimos ahí al portón y pasaron todos a caballo, y para nosotros era todo una novedad, ella se casó al poco tiempo de que llegamos nosotros, y así me voy acordando de las personas de antes que vivían acá en el pueblo: Don Tomas, Los Chávez la familia de Rosita, los hijos de ella que falleció uno hace poco “El Chiche” todos muy buenos chicos, los Ponce, Delia Pereyra ella también es de allá de las Sierras, y Marta[1] que también falleció hace poco (le contamos a la Oma las travesuras que su hija y Marta hacían en la niñez, cuando ella no estaba y ríe).
Entrevistador. Oma, todas las personas que viven acá le tiene mucho respeto y mucho cariños,  a qué se debe esto, qué le parece a ud?
La Oma. Y no sé será porque le hemos dado trabajo a mucha gente, por ejemplo trabaja con nosotros una chica desde que tenía 16 años y ahora tiene cuarenta y pico o cincuenta, que es como una hija para nosotros. Y así ha trabajado muchas gentes acá. Cuando nosotros llegamos estaban había varias casas por ejemplo de la familia Basail, el Sr. Orsi, y estaba la casa vieja esa allá cerca de la ruta, que fue de todo, almacén, correo, y que se yo. Después nacieron los otros tres hijos, vio que ya tenía tres, nacieron en Villa dolores en una clínica de ahí, Walter, Úrsula y Gertrudis,  y todos fueron a la escuela primaria de acá, estuvieron también dos años en Las Rosas, y todos hicieron la secundaria en el Normal de Villa dolores las mujeres y los varones en el Industrial, luego dos de ellos estudiaron en Córdoba, Walter y Griselda el varón se recibió de ingeniero y la hija de bioquímica, el hijo está en Nicaragua y mi hija está en una clínica, y Úrsula es la que está al frente de la Hostería.
Entrevistador. ¿Y siempre fue un negocio familiar en el que trabajaban los hijos también?
La Oma. Todos, todos trabajaron acá, hasta que volaron menos Úrsula que sigue conmigo, después de hacer su experiencia, no vive conmigo pero ella es la que se encarga del negocio.
Entrevistador. Entonces seguramente por eso conoce a tantas personas del pueblo, por los que han trabajado acá, y por lo amigos de sus hijos.
La Oma. Y todavía mire, todavía, hace poquito hubo acá un aniversario, prestamos la hostería para que hicieran la fiesta de aniversario, y viene un señor y me dice yo soy José Torres se acuerda de mí, bueno cuando vuelva Walter dígale que le mando muchos saludos. Acá se han criado todos, otra chica me dijo que había en una fiesta patria con mis hijas, y así, todos eran amigos de mis hijos. Otros vecinos que yo tenía eran los Ortiz Soria, pero eran de Córdoba, y ya estaban acá tenía la casa esa que está enfrente, los Basail de la casa que tiene arcos, los Aguirre, los Murúa, los Binder que son también de origen Alemán, que fueron muy amigos de mis hijos Herman, Martín y el Maxi, y los chicos son tan buenos tan aventureros que han andado por todos lados subiendo las montañas, ellos eran muy compinches con mis hijos.
Entrevistador. ¿Oma le puedo preguntar por la política, le ha interesado la política alguna vez? Ud recién nombró a los Ortiz Soria, y bueno nosotros revisando cosas del pueblo encontramos unos poemas de Ismael Ortiz Soria en los que celebra el golpe de la libertadora, el golpe que destituye a Perón.
La Oma. Si, bueno, mire mi marido al ser alemán no le había interesado nada la política y a mí en esos tiempos tampoco, pero porque yo estaba muy ocupada con la hostería y los niños, imagínese 6 hijos, no tenía tiempo, pero votar sí, hasta hace dos años voté, y me interesa escuchar, escucho, peleo, me alegro, y bueno pero participar no.
Entrevistador. Bueno para ir cerrando Sra. no quiere contarnos ¿Cómo ha hecho para mantenerse tan bien?
La Oma. Vivir en Los Hornillos, es lo mejor que hay para uno, y trabajar.


















[1] En la entrevista a Doña Marta nos cuenta que en la niñez jugaban con Inge, la hija de la Oma, en su casa pasando música con una vitrola cuando la Oma no estaba.

domingo, 26 de mayo de 2013

Entrevista a Doña Delia

Entrevista a Doña Delia


La entrevista a Doña Delia Pereyra la realizaron Mariana Genna y Ricardo Di Mario, nos acompañó Rosita Gómez quién facilitó acceder a la Sra. Pereyra. También llegamos rápidamente a la necesidad de conocer y tener esta charla con Delia debido a que es una persona muy conocida por todo el pueblo, por su afabilidad y compromiso social y político. Una vez que la conocimos debimos volver varias veces ya que su invitación amable y siempre con una anécdota para contar fue una tentación para el equipo de entrevistas. Alguien la nombró como a la Evita del Pueblo, debido a su pertenencia partidaria y a la militancia que siempre ejerció hasta en las últimas elecciones y seguramente lo hará en las próximas.
Doña Delia Pereyra junto a su propia foto de juventud

Doña Delia en su casa donde nos ofreció unos ricos mates
Doña Delia en la Escuela Primaria San Martín junto a los niños de primer grado, la Señorita Natalia y la Directora Miriam López


Delia junto a las fotos de sus hermanos mayores



Entrevistadores. Bueno Delia por qué no se presenta uds misma con nombre completo y fecha de nacimiento
Doña Delia. Me llamo Delia Pereyra y nací el 12 de Febrero de 1933, acá nací en lo que entonces se llamaba El Talita, y luego cuando lo compraron empezaron a llamarlo El Pinar y ahora todos lo conocen por El Pinar, nací en las casas nomás porque no había médico, creo que me trajo una señora de esas que ayudan en pospartos, porque acá en la zona de las pampitas hacia allá(la señora Delia señala las sierras que están en las espaldas de su casa), la zona de Las Chacras, éramos cinco y la primera falleció ahí nomás o a los días de nacer.
Entrevistadores. Díganos Delia ¿Ud conoce el rito de la muerte del angelito?
Doña Delia. Sí claro, cuando moría un bebé no había que llorarle, se contaban cuentos, y todas esas cosas, relaciones, era una fiesta porque era un bebé que no tenía pecado. Lo velaban en una mesa, y no había silencio y se jugaba alrededor, los chicos hacían una ronda y el bebé le ponían alitas, yo con mi hermana si habremos hecho alitas para los angelitos, con papel crepe, y con la tijera lo enrula quedaba lindo así. Pero he ido poco a esos velorios porque a mí me daba pena, porque la familia penaba igual.
Entrevistadores. ¿Y cómo era la vida en familia?
Doña Delia. Bueno yo tengo un orgullo muy grande porque éramos muy unidos, pero cuando alguien venía a la casa, una visita por ejemplo nos manejaban con la mirada nada más, y cuando no querían que los niños escucháramos lo que hablaban los mayores, nos hacían así nomás (hace un gesto con los ojos) y ahí nos íbamos sin decir nada,  a mi casa iban el Dr. Castellano, el Dr. Javier Álvarez, y el otro era el D. Caldarena, esas visitas teníamos, pero no íbamos siempre al médico a veces nos curábamos en la casa, por ejemplo el dolor de cabeza, se molía la hoja de tala, y la hoja de charruga que es una planta del campo, que ya no hay más, se está perdiendo, y le ponían alcanfor y hacían una pomada con un poquito de azúcar y eso te ponían en la cien y uno se calmaba.
Entrevistadores. Y de la niñez qué nos puede contar.
Doña Delia. Bueno yo vivía como le dije en El Talita, todo eso era de mi padre, y tuvieron que vender porque lo varones, el mayor es aquel, luego sigue mi hermana (la entrevistada cambia de tema y respetamos ese silencio), la vida allá arriba era muy linda mire, había tantos desniveles en el terreno, que en el bajo estaba el comedor y una habitación y una galería, había plantas por todas partes, estaba cerquita del arroyo, y nosotros levántabamos el agua más arriba, las juntábamos en unas especie de represas, mi papá era albañil le hacía de madera un sifón, que era una madera grande con un agujero para allá y acá le ponían le hacían una redondela hasta donde estaba todo comida esa madera, de madera dura de molle, acá le ponían una tapa y cuando mi papá quería regar, nos mandaban a estancar el agua para luego regar, tenía de todo, nogales y plantas de toda clase, y animales, teníamos vacas, , pavos, llegamos a tener 20 pavos, gallinas, en un patio estaban esos animales, las gallinas a veces desaparecían y luego volvían así que había que ir a buscar esos huevos por el campo por ahí nomás.
Entrevistadores. Y en esas tareas estaban los chicos
Doña Delia. Claro, ahí trabajábamos todos.
Entrevistadores. Fue a la escuela acá en Los Hornillos Delia?
Doña Delia. Sí, acá, pero el problema era que no había segundo año, y cuando yo terminé el primer grado, al año siguiente tenía que hacer segundo pero no había segundo, y no había manera de hacerle entender eso a mi padre, él decía que había que ir 6 años a la escuela y bueno, después cuando se hizo el segundo año lo aprobamos, y así fue hasta que en 5 grado, yo lo hice con una señorita de Villa Dolores, la Señorita que sabía de todo, era muy buena, hasta aviadora civil era, éramos 7 alumnos hasta que se me fueron todos, eran todos de acá, uno de la quebrada, otro de por ahí un tal Sánchez, otros medio parientes míos, pero todos flojos no nos quedaba nada, iban abandonando y yo seguía, lo aprobé al 5°, porque el 6° lo aprobé en una escuela de adultos, ahí al lado de la Iglesia, se había abierto para eso, para terminar la escuela y algunos solo aprendieron a firmar, porque no les quedaba nada.
Entrevistadores. Quiénes eran sus vecinos
Doña Delia. Allí por allí vivía Jerónimo Bazan, un Sr. Don Leonardo que tenía tres hijos, y otro vecino más, vivían subiendo un poco en la pampita por ahí, bueno nos visitábamos por eso mi mamá decía, cuando poníamos la mesa, poné un cubierto de más, y para qué preguntábamos nosotras, y ella decía por las dudas, sí, un domingo de por medio venían ellos o íbamos nosotros y hacíamos bailes, ahí aprendimos a bailar, bailábamos vals, pasos dobles, si después de comer, la señora buscaba la pava y el mate, porque eso era como dice uno ahora voy a tomar un té, y se armaba el baile con una vitrola a cuerda, y todos teníamos uno, y discos de pasta, mi hija todavía tiene guardados esos discos.
Entrevistadores. ¿Y cuándo dejaron Los Talitas?
Doña Delia. Y cuando mis hermanos se fueron a trabajar a Río Tercero en la fábrica Atanor, y yo me fui a trabajar al Hotel de Mina Clavero que era dependía de la Municipalidad de Buenos Aires, y los viejitos quedaron solos, a los 18 años más o menos empecé ahí de gastronómica (se ríe y dice que ya empezaba a militar en el Peronismo), y bueno los viejitos estaban solos y dispusimos era buscar una casa acá para ellos estuvieran hasta que pudiéramos vender allá arriba, pero creo que hicimos mal, desprenderlos a la gente de antes de ese lugar a ellos, y le digo más cuando estaban acá en la casa de abajo mi padre tenía un caballo mansito con el que iba y venía, y después de desayunar, primero tomaba unos mates y luego desayunaba, ya mi mamá le tenía preparada la comidita y él se iba para allá arriba y volvía a la tarde.
Entrevistadores. Y qué iba hacer a la casa?
Doña Delia. A cuidar la casa, a ver, a estar, a barrer, el no podía estar sin la casa, no, pero no había quedado otra opción, mis hermanos me decían (señala los cuadros de los hermanos que decoran su sala de estar) a nosotros nos dan un día  medio de franco, imagínese salían muy temprano y llegaban acá como a la  14hs y todavía tenían que subir a la casa, por eso hubo que vender, luego mi papá se enfermó lo operaron en el hospital de Villa Dolores, y se puso bien, y después murió joven como de unos 70 años.
Entrevistadores. ¿Doña Delia ud conoce este libro que hizo la biblioteca hace unos años atrás?
Doña Delia. Delia toma el libro en sus manos y mira la tapa y dice éste el Cerro Vallo, no el Cerro Negro como todos creen acá, mi amiga de acá enfrente le puso a su negocio Cerro Negro pensando que este de acá atrás es el cerro Negro pero en realidad el Cerro Negro es este otro que está al ladito, y éste que está en la tapa de este libro es el cerro Vallo.
Entrevistadores. Recuerda ud el nombre de una maestra, la Señorita María Irene Peralta?
Doña Delia. No, la verdad que no, pero creo que esa fue maestra de mi hermano el mayor.
Entrevistadores. Ah mire uds Delia, acá tenemos en este libro[1] que le comentaba recién, una entrevista a Isauro Pereyra donde nos cuenta que la escuela funcionaba en la casa de la misma maestra Peralta que era viuda de Juan Vera.
Doña Delia. Claro, Isaura era mayor que yo, era el más grande y es cierto lo que él dice esa señorita era muy buena, y el apellido Vera es el mismo que el de la Plaza del pueblo. En realidad de un familiar de él, creo que un hermano que se llamaba Ramón Vera, fíjese la calle de la escuela se llamaba Ramón Vera porque se lo había puesto una comisión vecinal, y venía alguien y le sacaba el cartel, y otra vez ponían, Ramón Vera, y venía otra intervención y le cambiaba el nombre, una y otra vez hasta que le pusieron el nombre de la Escuela y listo, la calle se llama San Martín (risas). Ahí junto la Iglesia al lado de un aguaribay grande había un rancho de abobe en el que vivía un señor llamado Ignacio Ortíz yo lo conocía porque a él le gustaba armar reuniones, comer y luego bailar, se armaba el baile ahí.
Entrevistadores. ¿Y de las comidas típicas qué recuerda Delia?
Doña Delia. Bueno, la Sastaca, la Chanfaina,  mi mamá la hacía cuando carneaba un cabrito y picaba los riñones y las demás viseras, el hígado, los riñones, la sangre, cebolla, como un guiso y en lugar de sal le ponían azúcar otros le ponía pasas de uva, y con eso se compaña el asado, en lugar de ensalada se comía eso, y también se le ponía harina para espesar eso. Y la sastaca se carneaba el animal, las partes blandas, las van charqueando, las van extendiendo y a veces lo cuelgan en sogas o en alambres, es un charqui, una vez que está seco eso lo muelen, se hace casi una harina.
Entrevistadores. Es parecida a la receta del Charquican?
Doña Delia. Sí, pero el charquican se hacía con pedazos más grandes, no se lo molía, es la misma tiene casi el mismo sabor pero de otra forma. Otras comidas que me acuerde eran los dulces de membrillo por ejemplo porque había muchas plantas, mi hermana del membrillo hacía tres dulces, la mermelada, la jalea y el otro que se hace duro para cortar y servir. Mi padre tenía parras, y daba a todo el mundo uvas, a los vecinos, a todos, sólo al almacenero le cambiaba por mercadería, porque él le pedía que llevara, también se hacían pasas, y venía mi sobrino el Juan, Juan Pereyra el actual intendente de Villa Dolores, cuando era chico y venía con un carrito y vendían las frutas todo por acá, y después supo venir a regalar equipos de futbol a los chicos de acá por que él siempre quiso este lugar, bueno eso cuando ya andaba de campaña.

Entrevistadores. ¿Y de yuyos medicinales conoce Delia, qué usaban en su casa de esos remedios?
Doña Delia. Bueno se usaba la cola de caballo para los riñones y el llantén, el llantén que hay dos diferentes uno es para purificar el estómago, y el otro para lavar heridas, el tema es que yo no los reconozco cual es para qué cosa, pero mi amiga Marta sabe entonces ella me sabe traer, acá en el arroyo, o un poquito para el lado de la cañada, son como unas cañitas larguitas, pone una cantidad en agua y cuando suelta el hervor lo deja enfriar un poco y le pone un plato, y lo deja enfriar o lo pone en la heladera y lo guarda como una agua pasto, es diurético, el chañar con miel es para los resfríos la tos. Pero yo no me resfrío nunca vea, una mes me puse esa inyección para el resfrío y me agarré un resfrío que ni le cuento y llamé a mi médico de cabecera y le digo me he puesto la inyección para la gripe y me he agarrado una gripe que ni te cuento, y él me dijo que era esa droga que nunca había entrado en mi cuerpo, y con tu té y metida en la cama me curé. Otras hierbas so la pezuña de vaca, contrayerba hay por debajo de los espinillos es para muchas cosas, para el corazón para muchas cosas, el paico, el palo azul para los riñones, pero no es yuyo común de acá, peperina es linda pero para el mate, pero ya casi no hay más, la gente la arrancan en lugar de cortarla.
Entrevistadores. Y qué otro recuerdo tiene del pueblo, de la biblioteca por ejemplo, nos han contado que ud tiene memoria de esa primera biblioteca que se armó.
Doña Delia. Si, los primeros libros que vinieron a armar la biblioteca lo donó el Sr Cabrera, creo que Roberto era su nombre, y los mandaba a la familia Quiroga, que tenían unos cuantos hijos, el mayor se llamaba Hugo, y les ofreció los libros para hacer una biblioteca, y todavía llegaba el tren hasta Villa Dolores, y empezó a mandar, y claro venían todos mezclados, hasta que yo fui había más de 2000 libros, y yo no he ido mucho, yo no he ido mucho porque ya no llego caminando (le ofrecemos a Doña Pereyra llevarla para que visite la biblioteca y ella acepta para otro momento). Nosotros le íbamos a ayudar a la familia esta a clasificar, eran libros muy importantes desde un libro de cuentos hasta algún libro importante, el presidente que de la Biblioteca fue este Quiroga que era el más grande, secretaria mi hija, y hacían bonos de contribución, rifas para comprar las cosas, lo que yo no sé es a dónde fueron a parar esos libros.
Entrevistadores. Y que otra cosa recuerda del pueblo algo que quiera contarnos.
Doña Delia. Bueno la Comuna estuvo intervenida unas dos o tres veces, no se si fue para la revolución[2] o para cuando, y a mí me llevaron con dos oficiales de policía hasta la policía, porque viene un comando vio? Y se hacen cargo, y en cada destacamento policial ponen un comando, ese comando que venían nombrados por los militares, no sabe cómo trataban a los policías de acá. Luego cuando vuelve la democracia a mí me tocó entregar las llaves del primer patrullero. Y creo que el gobernador era Mestre, y el Presidente era Alfonsín, yo los respeté a todos, pero ese Angeloz no se hacía quere eh, pero igual yo los respetaba porque si la gente lo eligió había que respetar esa decisión, y mi amiga Nelly es radical igual somos amigas hace 50 años, y era mi mejor amiga nunca tuvimos un disgusto.
Entrevistadores. Alguna anécdota que quiera contarnos de acá de los vecinos
Doña Delia. Mire ahora haciendo memoria, me acuerdo de un vecino que se llamada Don Braulio, y tenía un vecino lejos uno de otro y los dos tenían animales, vacas, caballos, y uno perdió unos animales unas vacas que se le habían extraviados y que le dice Braulio no me has visto unas vacas pasar por acá,  y cómo eran esas vacas, y unas eran medias blancas y media negras, y el color eran negras overas, y dice que el otro le dijo: mirá yo he visto pasar unas vacas pero que tuvieran medias blanca o medias negras ninguna!  (risas). Saben Uds que hay un molle del amor acá en Los Hornillos? Acá cerca de la pileta del balneario hay un molles donde las parejas y ahí se sentaban iban y tomaban mate, y bueno por eso por las parejas, le pusieron el molle del amor.
Entrevistadores. ¿Y uds Delia ha ido al molle del amor?
Doña Delia. No, yo a mi amor lo tengo acá (Doña Delia señala su corazón, y luego damos por terminada la entrevista y agradecemos la amabilidad de habernos recibido en su casa, días después pasamos a buscar a Delia y la llevamos a la Escuela Primaria donde se desarrolla una actividad, y también visitamos junto a la nombrada, la Biblioteca Popular).











[1] Historias populares cordobesas. Los Hornillos, editado por las autoridades comunales y provinciales, y producido por la Biblioteca Popular de Los Hornillos en el 2007.
[2] Hace refencia al golpe de Estado que derrocó al peronismo en 1955.

viernes, 24 de mayo de 2013

Entrevista a Doña Adela



Entrevista a Doña Adela realizada por Mariana Genna, María José “La Cuentería[1], y Ricardo Di Mario, nos acompañó la vecina Elda (hasta el año 2012 fue la presidenta del centro de jubilados “El Aguaribay” de Los Hornillos), quién conoce a la entrevistada desde hace muchos años. Su trabajo nos facilitó el acceso a la familia Allende, realizando las gestiones previas que permitieron contar con la aprobación de doña Adela para el presente registro filmado y grabado.




[1] La Cuentería es una editorial-taller independiente, nacida en el Valle de Traslasierra (Córdoba, Argentina) y fundada y conformada desde entonces por María José Echenique y Celina Mackern (escritora e ilustradora y música). Especializadas en literatura infanto-juvenil, desde el año 2006 realizan en Traslasierra, en distintos lugares del país y de países limítrofes, talleres de lectura, juego y escritura creativa, así como ediciones seriadas y limitadas de libros y juegos.


La Sra Elda que nos presentó a Doña Adela, junto a ellas la paila de los arropes.
 
Doña Adela junto a un antiguo rancho y en la entrada su querida Paila

Entrevistadores. ¿Puede presentarse Uds. misma, puede decirnos su nombre completo y la fecha de su nacimiento?
Doña Adela. Bueno si me acuerdo se lo voy a decir! María Adelaida Gómez, mi padre era Gómez y ya no soy Allende porque mi marido murió y yo he vuelto a ser Gómez, y nací el 16 de Diciembre del año 1921[1] en Santa Rosa de Ambul, y viví ahí hasta que me casé a los 25 años y recién ahí me vine para acá, yo de acá no conocía nada porque mis padres eran así, ellos nos tenían así nos castigaban con una lonja doblada torcida con eso nos castigaban, nos portábamos mal   y sabe qué hacía mi padre, tenía ese laso doblado y nos mandaba a hincar en la tierra a la noche nos ponía ahí(señala el rincón con su mano) a rezar todo el rosario en cruz en la tierra, porque antes era todo piso de tierra, antes no era de porlan nada, como ahora.
Entrevistadores. ¿Adela Ud seguramente ama a su papá, díganos por qué le pegaba?
Doña Adela. Bueno porque nos portábamos mal!
Entrevistadores. ¿Y qué era portarse mal Sra., nos puede decir?
Doña Adela. Bueno, alguna cosa que haríamos, o por qué, venía alguien, y ya veníamos a ver, a curiosear y entonces mi papá, mi padre dale nomás dale nomás (hace el gesto de golpear con las manos). Nosotros éramos 13 hermanos, 6 mujeres y 7 varones, todos de la misma mamá y papá, y a la mañana teníamos que ir a saludarlos todos a pedir la bendición, la bendición mamá, la bendición papá, y si no íbamos nos fajaban. Había que trabajar, mi padre nos llevaba, él nos llevaba a bañarnos, él nos llevaba y teníamos que bañarnos vestidas en el río, sí sí en río de Ambul.
Entrevistadores. ¿Invierno y verano?
Doña Adela. ¡En el verano, en el invierno es muy frío! En las sierras es muy frío en el invierno, hay que estar adentro haciendo fuego en el suelo, con leña gruesa de algarrobo, sacando brazas en de fuego, se ponía así para que nosotros nos calentábamos, también para cocinar, en las ollas de hierro, hacía puchero, le echaba zapallo, batata, porque eso cosechaban ellos, y verduras, acelgas, sopa todos los días, sopa y puchero todos los días, y a la noche un guisito sea de arroz, o de fideo.
Entrevistadores. ¿Hacían Charqui en su casa Adela? ¿Por qué no nos cuenta cómo lo hacía?
Doña Adela. Claro como no me voy a acordar, mi padre cuando carneaba hacía, mataba al animal, se dejaba orear la carne un día, después sacaba toda la carne en lista, y luego lo hacia charqui, a eso le ponían sal y hacían una soga de alambre y lo ponían adentro porque no se tenían que mojar ni con el rocío de la noche, y cuando estaba seco ese charqui se comía, se hacía sopa, guiso con verduras, la mazamorra. Déle moler en el mortero, déle moler, déle, todos los días había mazamorra. Mi madre lo asaba en la plancha, luego lo molía y bien molidito lo hacía como un sanquito[2] y eso comíamos, o la Sastaca[3] que mi madre la hacía cuando mataba una gallina y le hacía con todos las partecitas vio y a eso le echaba un huevo y eso se comía, era rico, esas eran las comidas. Allá era más que nada la batata y el zapallo, no había tanta papa, y el zapallo lo guardábamos para cuando no había[4], a eso le decían Charqui de zapallo. En mi casa se comía pocas cosas dulces, porque nos decían que se nos iba a hacer pedazos la dentadura, sí, se hacía pocas cosas dulces.
Entrevistadores. ¿Y los arropes no se hacían en su casa?
Doña Adela. Sí, se hacían, mi madre los hacía y nos enseñó y luego lo hacíamos nosotros, con el algarrobo por ejemplo, cortábamos las vainas y las hacíamos secar para hacer los arropes y para darles a los animales, porque en el invierno no había qué comer. Secaban el algarrobo, sin azúcar una pailada, con una paila y todavía la tengo, si quiere sáquele fotos pero no se la voy a dar eh! (nuestra entrevistada tiene mucho humor), el arrope es natural, se guardaba en botellas de vidrio, y se guardaba tiempo hasta el otro año estaba el arrope, bien cocinado. (Cuando Doña Adela hace mención de la paila dice que la misma era de su madre que es un recuerdo que tiene de ella, en ese momento una de las integrantes del equipo de entrevistas le pregunta)
Entrevistadores. ¿Cómo era su madre?
Doña Adela. Ohh mi madre era buena moza, mi madre  no tenía arrugas, ella decía que no se había lavado nunca la cara con un jabón comprado, ella hacía el jabón y se lavaba con eso el cabello, el cuerpo todo y yo cuando era joven también era coqueta, bien peinada, bien pintada y con aros y no me iba a poner cualquier aro eh!
Entrevistadores. ¿Y todos nacieron ahí en Ambul Doña Adela? ¿Y los hijos nacían en las casas ud se acuerda de eso?
Doña Adela. Sí, estaba Etelvina que todavía vive en Córdoba porque cuando quedó viuda lo hijos la llevaron a la ciudad, luego venía Petrona que ya ha muerto, luego venía yo, y Lidia después. No a los partos no estábamos nosotros porque nos corrían, nosotros creíamos que veníamos con la cigüeña, creíamos que nos traía un pájaro, nosotros creíamos eso si éramos inocentes, mire si nos corrían y no nos dejaban estar. No es como ahora que los hijos saben más que los padres.
Entrevistadores. ¿Cómo era la casa Adela, porque eran muchos hermanos?
Doña Adela. Bueno sí, era grande, todo techo de paja, de adobe de esos adobes anchos, la casa la hizo mi padre y nosotros ayudamos a hacer el barro en adoberas esos adobes grandes, y llenábamos los baldes, si la casa grande y tenía un dormitorio de los varones, mujeres con mujeres y varones con varones, todos iguales éramos. A nosotros nos mandaban a buscar la leña chica, y la leña grande la traían en carros, iban a los campos, mi padre tenía un carro grande de 6 mulas, y ahí la traían.
En mi casa, mi padre tenía un salón grande y él lo prestaba para que las maestras dieran clases, no había edificio, era grande el salón con piso de madera, iban los chicos del pueblo como 20 o 30 chicos, y pocos grados, y de las maestras que iban me acuerdo de una que vivía en Cura Brochero que se llamaba Claudina Altamirano, muy buena señorita, pero cuando nos portábamos mal nos daña con el caño.
Entrevistadores. ¿Cómo es eso, les pegaba la maestra?
Doña Adela. Claro, nos pegaba con ese bastón que tenía, cuando no hacíamos los deberes, ya mi padre le había dicho a ella, Señorita cuando mis hijos no traigan los deberes, ud mándeme una nota y póngale en penitencia todo lo que corresponda.
Entrevistadores. ¿Pero la maestra pegaba también?
Doña Adela.  Aja, nos pegaba con el bastoncito ese que tenía, nos pegaba lindo con el puntero, como estaba el salón ahí venía los chicos, y cuando salíamos a jugar los chicos jugaban por un lado y las mujeres jugábamos todas, con unas muñecas de trapo y nos acusábamos si no jugábamos. Pero mi padre nos pegaba con unos corceles de cuero, lazos de cuero trenzados así como se hacen las trenzas. Con las chicas jugábamos al anillito[5].
Entrevistadores. ¿Y cómo era el juego del anillito? (Le preguntamos sobre este juego porque ya nos había mencionado una entrevistada de la zona de Las Jarillas, que en los llamados velorios de La muerte del Angelito se entretenían los niños con este y otros juegos)
Doña Adela. Claro, se jugaba así, se hacía una ronda y se pasaban las manos así y se decía,
Anillo te doy no te doy nada, anillito te doy no te doy nada, bueno Uds. va ¿Quién tiene el anillito? y luego había que adivinar quién lo tenía. Se jugaba en la muerte del angelito. La muerte del angelito era estar ahí, ponerle florcita y estar ahí, en la mesa de la casa, le ponían al angelito las alitas y lo velaban ahí en la misma mesa de la casa donde vivían, los chicos jugaban al anillo, todo tranquilo, no había gritos no había líos, lo lloraban los padres, cómo no lo van a llorar es un hijo que se les va, a mí se me murió un hijo hace tres años y acá lo tengo, es una cosa que a ud le queda acá, y más un hijo grande como a mí se me fue de 55 años.
Entrevistadores. Bueno Doña Adela no se nos ponga triste, no quiere contarnos algo más, por ejemplo cómo conoció a su marido.
Doña Adela. Lo conocí en Córdoba, él era de acá de Los Hornillos, se llamaba Pedro Allende Allende, porque la madre también era Allende, eran primos los padres. Yo trabajaba en Córdoba, una amiga que se llamaba Quevedo, hija de Andrés Quevedo, por eso lo conocí, porque antes en Córdoba, salía a los bailes, pero tenía una patrona, porque yo trabajaba con cama adentro y salía casa 15 días para que se vaya a las casas, pero mi patrona no me dejaba salir si no iban a buscarme o mis padres o mi hermano, entonces como mi hermano trabajaba en Córdoba iba él a retirarme, porque mi patrona no me dejaba salir sino, aunque fuera mayor de edad, tenía 25 años, y mi padre dijo que ninguna se iba a casar menor de edad, tenía que tener más de 21 años, y lo conocí por intermedio de mi amiga Quevedo, y ella me dijo que iba su hermano y un amigo de su pueblo iban todos al baile, y bueno lo conocí ahí y me cayó en gracia. De novia estuve un año, justo un año. Entonces él fue a Ambul a hablar con mi padre y yo estaba en Córdoba, y no sé lo que hablaron pero luego nos casamos.
Entrevistadores. Ud se casó y vino a vivir a Los Hornillos, ¿Qué recuerda de eso?
Doña Adela. Yo me casé en Córdoba, el padrino fue mi hermano y la madrina fue la patrona, me casé por civil el viernes y el sábado por iglesia, y la familia tuvo que ir en el Colto que iba por la ruta vieja por el puente de Copina, y vine a vivir a la casa de mi suegra que nos prestó una pieza, vine a Los Hornillos el 24 de Septiembre de 1945, y esto no era nada no era la ruta, era un caminito nomás, apenas pasaban los sulkis, en caballo y en sulkis andaba la gente, a mi me gustó las Sierras, las Sierras muy lindas, la Rosita[6] era mi amiga, yo no conocía no había venido nunca acá, acá tuve a los cinco hijos, a los cinco muchachos, y me los trajo la Máxima Luján ella era la partera, y la otra era doña Roberta. Todos nacieron acá. Otros vecinos que había acá cuando  llegué era la gente de Alta Montaña, Los Cáceres, el Héctor Allende de don Zoilo, don Dardo, los Kastli don Nico Kastli, los Cabrera.
Entrevistadores. Ha sido ud muy amable doña Adela, estamos muy agradecidos por esta charla en su casa.
Doña Adela. No tiene por qué darlas, gracias por venir.




[1] La entrevistada recuerda con dificultad y se equivoca al decir el año de su nacimiento, insiste en haber nacido en 1991, por lo que una de las personas que la acompaña trae su documento de identidad. Todo el equipo de entrevistadores miramos la foto del documento y hacemos comentarios acerca de la notable belleza de Doña Adela, las mujeres presentes hacen comentarios acerca de sus enormes y brillantes ojos negros, y la Sra. Elda quién conoce a Doña Adela hace comentarios de la gracia y simpatía que supo tener en los años mozos nuestra entrevistada, algo que no dudamos en reconocer debido a su vitalidad y afabilidad para con nosotros a quiénes no solo que no conoce, sino que nos presentamos con cámaras y equipos para hacer el registro.
[2] Es una expresión que hace referencia a una comida que queda mezclada, algo parecido a un puré.
[3] La Sastaca es otra comida típica de la región aunque varíen los ingredientes o las formas de cocción.
[4] Entrevistados de la zona del bajo, hacia Chancaní, Las jarillas, nos contaban en sus recuerdos de las comidas, que había una forma de almacenar el zapallo parecido al del charqui de carne, y la señora Adela lo llamó “Charqui de zapallo”
[5] Ver RITUALES. LA MUERTE DEL ANGELITO (fragmento de la entrevista realizada a Pura Celia del Rosario Moreno) en Apéndice documental y foto del ritual en cuestión en http://loshornillosbibliotecainmaterial.blogspot.com.ar/
[6] Rosa Chávez conocida también en el pueblo como “la tenjendera” vive en la loma de las sierras a una hora de marcha desde el pueblo, Doña Adela dice que era su amiga pero que hace rato que no la ve. 

jueves, 23 de mayo de 2013

Entrevista al Nene Fernández


Entrevista a Nene Fernández realizada por Ricardo Di Mario en compañía de Franco Egel quien realizó el registro de audio y video. Esta charla fue posible luego de contactar a Sergio Fernández,  hijo del Nene (apodo con el que es conocido el Sr. Fernández en el pueblo de Los Hornillos). Amablemente él y su señora nos recibieron en su casa donde tomamos unos ricos mates y tuvimos esta conversación que hoy resulta uno de los insumos importantes del presente trabajo.
Jesús Mario "el nene" Fernández

Entrevistador. Bueno Señor Fernández ¿Quiere presentarse?
Nene Fernández. Yo me llamo Jesús Mario Fernández y nací acá en Los Hornillos en el año 1947, en la casa de la familia Ledesma, acá nomás cuando cruza la ruta, ahí vivía la partera. Pero mis padres vivían acá en la Sierra (El sr. Fernández hace el gesto de señalar con un ademán de su cabeza hacia atrás de su casa indicando claramente la cercanía), en la costa de la sierra en un lugar llamado Ojo de Agua, camino al Champaqui, ahí me crié yo, nací acá pero me crié allí arriba,

Entrevistador. Cuéntenos acerca de su infancia allí en las sierras y lo que recuerda de acá del pueblo
Nene Fernández. Bueno mis padres eran realmente pobres, y lo poco que yo fui a la escuela fue en Las Chacras, algo en Las Rosas, y lo último que estuve estudiando fue en Villa Dolores, es decir en Los Hornillos no fui a la escuela nunca. Me mandaba a la escuela en Las Chacras porque estaba la familia de mi madre, yo bajaba de las sierras y me quedaba en la casa de mis tías, las Reynosas, la Nena, y otras tías que vivían allí. Mi crianza nunca tuvo color de rosa, fue bastante dura mi infancia, salir a trabajar desde muy temprano, si yo le tengo que decir la verdad a ud, tendría que decirle que no tuve amigos de niños, ni un lugar a donde ir a divertirme, mi infancia fue trabajando más que en otra cosa para poder vivir, vivir de los yuyos, de los minerales, ejemplo de la mica, se vendían así nomás de puro reconocerlos.
Entrevistador. ¿Tenían animales arriba para vivir?
Nene Fernández Claro teníamos cabras, chivitos, y a veces venía un lote de cabras de 50 animales y bueno también teníamos cosechas, alguna mina que teníamos con mi padre, bueno esas cosas para poder vivir, hasta que fui un poco más grande y mi viejo me dijo: Bueno hijo, te tenés que ir porque acá yo no tengo y bueno también tienen que estudiar los demás, y eso fue antes de los 15 años, antes, y bueno me tuve que ir y me fui a las cosechas de tabaco acá cerca en Los Pozos, a lo de un señor que le decían Chiquilo Olmedo y ahí trabaje mucho, luego me fui a Las Chacras que estaban abriendo un canal de riego arriba, cerca de Las Rosas, luego me vino el tema del servicio militar, fui a Córdoba y quedé apto pero en el sorteo me salvé. Bueno luego a trabajar a fuera, no me daban trabajo y volví a mi casa, sin trabajo, y mi padre me dice por qué has vuelto, mira que yo no puedo bancarte.  Entonces yo le dije déme los animales a mi cargo y ud solo déme la comida, y bueno empecé a trabajar con él y estuve ahí un año o año y medio.
Entrevistador. Solo por la comida.
Nene Fernández. Solo por la comida (El sr. Fernández se emociona mucho en esta parte, propongo parar la filmación y dejar la entrevista para otro momento si lo desea, y él insiste que está bien, se seca una lágrima persistente y continúa el relato), bueno luego las cosas siguieran mal, faltaba el dinero y empecé a dedicarme a los animales y empecé a domar animales.
Entrevistador. ¿Y ud nos contaría cómo se doma un caballo, cómo se hacía antes? si ud no nos cuenta los jóvenes de hoy y de mañana no lo van a saber.
Nene Fernández. (Se ríe y nos reímos con él) El caballo no se lo debe maltrata, ni pegar, lo mejor que ud lo pueda tener, bien comida, y hay mil formas, hay formas con rigor como le dicen, pero son distintas a cómo yo las sé, yo amansaba teniéndolo de la boca con la guatana[1], pero en realidad al caballo hay que amansarlo con capacidad y sabiduría, esta sabiduría a mí me la pasó mi padre.
Entrevistador. Yo anoté una palabra que ud usó, díganos por favor qué es la guatana
Nene Fernández. Bueno, la guatana es un tiento de cuero como el que ud tiene ahí (señala el cuenta ganado que uso como llavero entre el cinturón y el bolsillo de mi pantalón, sin lugar a dudas el Sr. Fernández había notado), es de cuero doblado que pasa por entre los dientes del animal, y bueno bancarsela ahí arriba sujetándolo. Bueno luego al caballo se le ponen las herraduras de trabajo porque hay varios tipos de herradura, las de vareo y otras pero en las sierras se pone la de trabajo porque se lo amansa para trabajar, se le saca las cosquillas que pueda tener el animal, pero principalmente el animal no tiene que tener hambre, son cositas que me enseñó mi padre y que él las aprendió del suyo.
Entrevistador. Y se dedicó a eso mucho tiempo
Nene Fernández. Luego yo le digo a mi madre, me voy a ir a Los Hornillos a buscar trabajo a ver qué puedo conseguir, nunca me gustó estar sin trabajo, toda la sagrada vida trabajé yo, a donde fuera, hasta ahora, yo trabajo con un muchacho amigo acá, trabajo con el Sr. Martínez. Bueno cuando vine más años en los años sesenta.
Entrevistador. Bueno ¿Cómo eran Los Hornillos en esa época? Lo que Uds. recuerde, familias, negocios, instituciones…
Nene Fernández. Bueno acá en la ruta estaba el almacén de Don Carlos Cáceres, que ese sabía estar abierto, más allá estaban los Luján que tenían otro almacén, estaba la sra. Rosa Luján. La ruta era un poco diferente, más angosta, ahí en Cerro Negro pasaba la ruta por detrás, lo que ahora es la recta de Los Pozos eran curvas y curvas, acá en la entrada norte del pueblo lo que hoy es la Cuesta del ciego eso era la San Antonio y era angostita y luego se ensanchó.
Entrevistador. Bueno siguiendo con lo del trabajo, ud ha trabajado muchos años en las antenas que están en el filo de las sierras, ¿Nos quiere contar un poquito cómo fue trabajar ahí todo ese tiempo?
Nene Fernández. Bueno acá conocí al señor José Oliva, y él me dice ¿hijo que va hacer ud mañana? Y nada don José, yo estoy buscando trabajo, bueno no busque más porque ya tiene, mañana vamos a ir a trabajar, me dijo. Así que con la ropa que yo venía, eso era un domingo y yo dónde voy a vivir le pregunté y el me dijo yo le voy a dar donde viva quédese tranquilo, y en eso viene mi padre que quería saber dónde andaba yo y si tenía trabajo, y yo ya estaba haciendo la picada para la línea de Canal 12 (Cba) y bueno me quedé ahí y no salí nunca más, hicimos la línea, luego trabajé con el camionero que hacía los flejes, el precio era muy poco, no era lo que yo tenía que ganar, y luego fui  probé ahí mismo, y el señor me dijo que quería que me quedara en ese mismo momento, me preguntó ¿has comido? No le dije yo, bueno me pidieron que me quede y me quedé ahí 27 años de mí vida trabajando ahí.
Entrevistador. ¿Cómo era el trabajo ahí arriba?
Nene Fernández. (Risas) Si le cuento cómo era el trabajo. Todo hubo que hacer, desde la casa que está ahí, hombrear ripio y arena, hacer la torre, hacer el camino. Le cuento allí hay una pampa como se le dice, y un cerro, los camiones llegan hasta acá(señala con las manos marcando sobre la mesa un ancho recorrido), los camiones llegaban hasta ahí y de ahí había que subirlo en bolsas hasta la punta del cerro, ud vé desde acá abajo donde están las antenas, para eso había que hacer el camino, y yo he hecho como cien escalones en la sierra, hubo mucha gente que trabajó en eso un amigo llamado Alberto Olmedo, el padre de él, otro señor Pedro Rearte, todo eso hemos hecho, ese caminito de hormiga para poder subir el material, incluso la torre de hierro, hasta poder hacer arriba los huecos en la piedra viva, después hacer todo ese tipo de trabajo para hacer las instalaciones, los cable a tierra, los pararrayos y todo el mantenimiento, y para eso quedé yo, para mantenimiento.
Entrevistador. ¿Pero ud bajaba y subía o se quedaba allí?
Nene Fernández. Quedé viviendo arriba, cada tanto iba a lo de mi padre, pero me quedé ahí, me quedaba ahí. Generalmente yo vivía arriba y bueno laburé ahí. ¿Y vio? En algún momento aparece alguien para poder formar una familia que acá la tengo todavía, bueno ahí hacía todo lo referente a mantenimiento, lo que sea, para que salga la señal, o cuando se le planta un equipo una repetidora, y aprendí sobre la marcha y los libros y los cursos, cuando venían los técnicos yo iba aprendiendo, trabajando también ahí con el servicio penitenciario que tenían un enlace con un equipo motorota, también atendía lo de agua y energía, se hacía el enlace de la penitenciaria de Villa Dolores a Córdoba.
Entrevistador. ¿Un se jubiló de ese trabajo? Pero estuvo mucho tiempo arriba ¿Cómo es esa vida tantos años en soledad o estuvo con la familia?
Nene Fernández. Sí, me jubilé de Canal 12, este año el 12 de Abril de 2012. Bueno siempre la mayoría del tiempo solo, ¿cuántos años estuvimos juntos arriba? (El Nene la pregunta a su mujer sentada junto a él, y ella dice nueve años estuvimos solos y con los niños también, cuando nació Sergio que es el mayor lo dejábamos acá en lo de mi hermana, pero cuando la nena tenía 6 años y ya eran dos para dejarle a mi hermana y entonces ella tenía que empezar 1° grado y nos vinimos, pero ya habíamos vivido 9 años arriba.)
Entrevistador. ¿Cómo es para una familia vivir allí?
Sra. Luján de Fernández. Tremendo mire, tremendo, el frío, el calor, en invierno las nieves, terrible, terrible.
Nene Fernández. Estaba 15 días de trabajo y tenía un revelo de cuatro días, es decir 15 por 4, y ahí se quedaba ese otro muchacho, y uno se venía a ver la barra la familia.
Entrevistador. Bueno Don Fernández, ud me dijo que está trabajando actualmente con el Sr. Martínez ¿Qué hace con él?
Nene Fernández. Bueno trabajo con los yuyos, hace unos meses que trabajo con él, pero lo de los yuyos yo lo sé desde muy chico, lo aprendí de mi padre, desde niño, aunque hay yuyos que yo personalmente no conocía, pero los más característicos de acá son la peperina, la nencia, cola de quirquincho, la raíz de helecho, entre otras. Si bien la han arrancado de raíz a la peperina, todavía hay por acá en las partes bajas. Después otros yuyos son la doradilla, el poleo, que hay variedades, palo amarillo que es muy parecido el poleo, el poleo del burro.
Entrevistador. Dígame don Fernández ud ¿Nunca ha visto nada extraño de esas leyendas y aparecidos que cuentan en otras partes del campo?
Nene Fernández. Nunca jamás, mire yo he andado solo subiendo y bajando siempre de las sierras durante años, y nuca he visto nada, será que soy muy cobarde (risas)
Entrevistador. Al revés ud debe ser muy valiente por eso no ha visto nada. ¡Será que ud ha tenido siempre los pies sobre la tierra!
Nene Fernández (risas) ¡Siempre!
Entrevistador. Bueno Nene ha sido un placer para nosotros y estamos muy agradecidos por esta charla.
Nene Fernández. No hay nada que agradecer, las puertas de mi casa siempre dan para el patio.



[1] La guatana es un pieza circular de cuerpo que se usa para sujetar la boca del caballo, forma parte del apero del gaucho criollo. En el testimonio del Nene Fernández se observa que la finalidad de este elemento es no lastimar al animal en el momento del amansado.